Es importante saber hablar, pero más importante es saber escuchar.

Anónimo

 

Cada año el 22 de octubre se celebra el Día Mundial de la Tartamudez. Se trata de dedicar un día en el que se pretende concienciar a la población sobre un problema que afecta a una parte importante de la población mundial -la tartamudez. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de sesenta millones de personas, cerca del el 1% de la población mundial, presentan dificultades en la fluencia del habla más conocida como tartamudez.

El día 22 de octubre de 1998, la Europea League of Stuttering Associations (Liga Europea de Asociaciones de Tartamudeo), International Fluency Association (Asociación Internacional de Fluidez) y la International Stuttering Association (Asociación Internacional de Tartamudez) designaron el 22 de octubre como el Día Internacional de Toma de Conciencia de la Tartamudez para vivir en una sociedad que sea más compasiva con las personas que viven con ese mal.

La tartamudez es un trastorno del habla, permanente o circunstancial, que se caracteriza por las pausas o las repeticiones e interrupciones involuntarias en la emisión de palabras junto a tensión muscular en el cuello, cara, etc. y puede ir acompañado de diversos movimientos del rostro y alteraciones respiratorias. Se trata de un trastorno que afecta de tres a cuatro veces más a los hombres que a las mujeres.

La palabra tartamudez proviene de tartamudo y está formada con dos voces onomatopéyicas (palabras cuya pronunciación imita o sugiere sonidos naturales) La primera es tart, que nos dio las palabras: tartalear (moverse sin orden, turbarse, temblar) y tartajear (hablar con un impedimento, repitiendo sonidos). La segunda, mu -indica el sonido de quien habla con la boca cerrada, en consecuencia la tartamudez es un trastorno de la comunicación (no un trastorno del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla.

La tartamudez es tan antigua como la aparición del habla y desde la antigüedad se le ha atribuido diversos orígenes y tratamientos. Demóstenes, el famoso orador ateniense, creció con un problema de tartamudez. Para reforzar su voz, practicaba en la playa hablando con piedrecitas en la boca hasta que se le podía oír entre el ruido de las olas. También subía por colinas cargando peso en el pecho para aumentar su capacidad pulmonar.

En la Antigua Grecia, Aristóteles llegó a la conclusión de que las personas tartamudeaban porque pensaban más rápido de lo que podían hablar y señala a la lengua como responsable al ser incapaz de seguir la velocidad con la que fluían las ideas. Cornelius Celsus, físico y filósofo romano, pensó que la solución era hacer gárgaras con diversas especias o masticar ajo con mostaza y cebolla, a modo de estimulantes. En 1608, el físico Febricus Hildanus cortaba el frenillo de la lengua, ya que partía de la hipótesis de que el anormal grosor del frenillo impedía que la lengua se dirigiera adecuadamente hacia el paladar o los dientes.

Uno de los tratamientos más sorprendentes, fue el del doctor Joseph Frank, que afirmaba que la tartamudez era un hábito depravado, y pensaba que unas cuantas palizas aplicadas con regularidad podrían resultar útiles. El creador del psicoanálisis, Sigmund Freud y sus seguidores asociaron la tartamudez a crisis nerviosas y a problemas psíquicos, considerando que reflejaba la puja de los deseos reprimidos por salir al exterior. Samuel Orton afirmaba que la tartamudez era el resultado de un conflicto entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro por controlar el habla.

A pesar de todas las investigaciones realizadas, todavía no se ha encontrado algún origen ni tratamiento médico definitivo. Aunque el ser humano ha hecho grandes descubrimientos, todavía no ha sido capaz de resolver el gran enigma de la tartamudez.

En México de acuerdo al IMSS, la tartamudez tiene una frecuencia de 25 por ciento de los padecimientos de lenguaje, seguido de los trastornos de articulación y de la expresión. Muchas de sus causas se relacionan con alteraciones emocionales, principalmente en aquellas personas que están sometidas a constante estrés o que viven en un entorno familiar complicado.

Es así, amable lector, que mañana al celebrar el Día Mundial de la Tartamudez hagamos conciencia de las personas que sufren este trastorno. La integración social es uno de los objetivos de este día y la no discriminación de aquellas personas que aun teniendo problemas de comunicación puede realizar eficientemente su trabajo.

 

 

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