Este fin de semana fueron detenidos tres presuntos autores materiales de la masacre en un anexo que dejó 27 muertos en Irapuato, Guanajuato, en un crimen que se atribuye al Cártel de Santa Rosa de Lima.

De acuerdo con datos de la Fiscalía estatal presentados este lunes, el 1 de julio estos tres sujetos con armas largas y cortas ingresaron al centro de rehabilitación que consta de dos pisos, el primero destinado a las mujeres y el segundo a los hombres.

El comando armado amenazó a las mujeres para luego subir a donde estaban concentrados los hombres. Ahí forzaron la puerta donde estaban encerrados y les ordenaron recostarse boca abajo.

«En ese momento los responsables les comienzan a preguntar si conocen y si está en el lugar una determinada persona y al recibir respuesta negativa comienzan a disparar en contra de todas las personas que se encontraban en la segunda planta«, informó la Fiscalía estatal en un comunicado que detallaba la cronología de los hechos.

En el segundo piso fueron asesinadas 21 personas y varios heridos. Y posteriormente los delincuentes bajaron y dispararon contra otros 3 hombres que se encontraban en esa planta, quienes perdieron la vida en el lugar. Finalmente, los agresores huyeron.

El saldo final del ataque fue de 27 personas muertas -algunas perecieron en el hospital- y 8 lesionadas.

Este domingo, miembros de la Agencia de Investigación Criminal y de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado de Guanajuato detuvieron a los tres presuntos responsables, de los cuales uno ya contaba con detenciones previas.

Según la Fiscalía General del Estado, existen «datos fundados» para suponer que los detenidos pertenecen al Cártel de Santa Rosa de Lima, encabezado por José Antonio Yépez Ortiz, alias El Marro.

También informó que hay otras investigaciones en curso en contra de estas tres personas por otros delitos cometidos después de la masacre en Irapuato.

En Guanajuato, los anexos han sido escenario de escandalosos crímenes en la guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Santa Rosa de Lima por controlar el robo de hidrocarburo y el tráfico a pequeña escala.

Días antes de la última masacre, el secretario de Seguridad Pública de Guanajuato, Alvar Cabeza de Vaca, había advertido ante diputados locales que algunos de estos lugares, sobre todo aquellos que operan sin contar con los permisos necesarios, son «semilleros de delincuencia organizada«.