La pandemia de la COVID-19 ha golpeado con fuerza en el empleo de los migrantes en Centroamérica y México, lo que deriva en una reducción en las remesas que envían a sus países, reveló este jueves un sondeo de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
La coordinadora de la OIM sobre Migración en Mesoamérica y el Caribe, Alexandra Bonnie, dijo en un evento virtual que aunque los resultados del sondeo no se pueden tomar como representativos ni generalizables, sí dan un panorama de lo que estas personas están viviendo, sus necesidades y la urgencia de que sean tomados en cuenta en las políticas de reactivación socioeconómicas.
El sondeo, efectuado en junio pasado a 1.660 migrantes en Centroamérica, México y Estados Unidos, revela que el 51 % perdió su empleo debido a la pandemia y el 20 % ha logrado mantener el trabajo. El resto estaba desempleado antes de la pandemia o se dedicaba a labores no remuneradas como el cuido de sus niños o de ancianos.
Bonnie subrayó que el 22 % de los migrantes que perdieron el empleo logró comenzar un emprendimiento propio, lo que, afirmó, «demuestra la capacidad de resiliencia y adaptación de la población migrante».
La pérdida de empleos también ha derivado en una reducción significativa de las remesas que estas personas envían a sus familias en sus países de origen.
El sondeo llamado «Efectos de la COVID-19 en la población migrante», revela que el 41 % de los entrevistados ha dejado de enviar remesas y que el 59 % lo sigue haciendo, aunque solo el 10 % de ellos logró aumentar la cantidad de dinero.
«Hay un claro impacto en los proyectos de migrar, en la reducción de los ingresos y en temas de salud menta. Debemos tener en cuenta a los migrantes en las estrategias de recuperación económica en todos los países, sean de tránsito o de destino», declaró Bonnie.
El sondeo determinó que en las personas con intención de migrar prevalece el porcentaje de quienes pospusieron el viaje debido a la pandemia (47 %). Además, el 10 % de las personas cambiaron de opinión por la declaración de la pandemia y ya no quieren migrar y un 43 % cambió de opinión respecto a emigrar por un motivo distinto al de la pandemia.
Además, un 21 % de las personas migrantes señaló que desea retornar a su país de origen debido al contexto de la pandemia, contra un 79 % que no desea hacerlo.
En cuanto a la salud, el 99 % de los entrevistados dijo que acata las medidas sanitarias ordenadas por los Gobiernos y un 22 % dijo padecer enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y asma, que son factores de riesgo ante la COVID-19.
El 59 % dijo haber tenido alguna afectación de saludo mental como estrés y ansiedad y un 7 % haber tenido sospechas de haber sido contagiado del COVID-19.
«Los resultados combaten ideas falsas de que los migrantes son vectores de contagios. Ellos cumplen las medidas y se ayudan entre sí. Son agentes de cambio y necesitan ser escuchados, dar sus perspectivas y que se les tomen en cuenta», declaró Bonnie.
El sondeo se aplicó a hondureños (28 %), salvadoreños (23 %), nicaragüenses (15 %), guatemaltecos (11 %) y, en menor proporción, cubanos, venezolanos, colombianos, mexicanos, costarricenses, haitianos y beliceños.
El informe de la OIM detalla que México, Costa Rica y Panamá son los países de la región mesoamericana de mayor acogida de migrantes, con un aumento en los últimos tiempos de personas extrarregionales.