Raúl Castro abandona el liderazgo del Partido Comunista de Cuba, el cargo político más poderoso de la isla.
Pese a ser un hecho histórico, las expectativas de cambios significativos son pocas entre los cubanos.
El octavo congreso del Partido Comunista comenzará el viernes para certificar al presidente, Miguel Díaz-Canel, como próximo secretario general, y fijar las directrices políticas. Castro y su difunto hermano, Fidel Castro, han estado en el poder desde la revolución de 1959; en 2018 dijo que esperaba que Díaz-Canel lo reemplazara después de su retiro en 2021. Díaz-Canel, de 60 años, representa una nueva generación y está cumpliendo el primero de dos mandatos de cinco años como presidente.
Muchos analistas creen que Castro, que cumple 90 años en junio, seguirá siendo la figura más influyente de la isla hasta su muerte
En Cuba se organizan grandes eventos durante las celebraciones históricas y el congreso de este año no es una excepción. Coincide con el 60º aniversario de la fallida invasión de Bahía de Cochinos, respaldada por la CIA.
La jubilación de Castro se produce en un momento en que Cuba, uno de los últimos países comunistas en el mundo, se enfrenta a múltiples retos. Su economía se contrajo un 11% en 2020 debido a la pandemia, y ha estado luchando contra el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos y la disminución de la ayuda de su aliado, Venezuela. El Gobierno carece de divisas para importar alimentos y medicinas, lo que se traduce en interminables colas frente a las tiendas cuando hay alimentos disponibles, y en una sola comida al día para algunas familias.
El país también está lidiando con un pico de casos de COVID-19. Los estrictos cierres y medidas han mantenido el número de casos y muertes por debajo de los de la mayoría de los países de la región, pero también han puesto a prueba la paciencia de muchos cubanos. Cuba ha desarrollado cinco candidatas a vacunas y dos están en la fase final de los ensayos.
Los desafíos del país han provocado un descontento público a niveles raramente vistos desde la revolución comunista de 1959. El internet móvil ha permitido que los videos de las protestas se difundan rápidamente entre los cubanos y también ha ayudado a los activistas a movilizarse.