La confusión se adueñó este domingo de Guinea-Conakri después de que el presidente Alpha Condé fuera detenido por militares, que declararon la disolución de la Constitución y del gobierno en un golpe de Estado.
Condé, que gobernaba con firmeza desde 2010 este país de África occidental, fue detenido hoy por miembros del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército, aseguró el comandante de ese cuerpo de élite, coronel Mamady Doumbouya, identificado por medios locales como un ex legionario francés que retornó a Guinea en 2018.
El coronel anunció, en un vídeo difundido en redes sociales del que se hicieron eco los medios guineanos, que los militares acordaron «disolver la Constitución en vigor» y el Gobierno de esta nación, que se independizó de Francia en 1958.
«Después de coger al presidente, que actualmente está con nosotros, hemos decidido disolver el Gobierno, disolver la Constitución en vigor, disolver las instituciones y cerrar las fronteras terrestres y aéreas», afirmó Doumbouya.
«Llamamos a nuestros hermanos de armas a la unidad, a fin de satisfacer las legítimas aspiraciones del pueblo de Guinea», subrayó el golpista.
Transición
Después, Doumbouya compareció en la televisión estatal, flanqueado por varios soldados y con la bandera nacional sobre los hombros, para informar de la creación del «Comité Nacional de Agrupación y Desarrollo» con el objetivo de «iniciar una consulta nacional para abrir una transición incluyente y pacífica».
El coronel justificó el golpe por «la falta de respeto a los principios democráticos, la politización excesiva de la administración pública, la mala gestión financiera, la pobreza endémica y la corrupción» que, a su juicio, imperan en el país.
En fotografías y vídeos difundidos por medios locales, Condé, de 83 años, apareció vestido con pantalón vaquero y camisa estampada, sentado en un sofá con rostro serio y rodeado de soldados armados con fusiles en lo que parece ser el palacio presidencial en Conakri.
Por momentos, la situación era confusa porque el Ministerio de Defensa había asegurado en un comunicado que «la Guardia Presidencial, apoyada por las fuerzas de defensa y seguridad, leales y republicanas, contuvo la amenaza y rechazó al grupo de atacantes».
«Las operaciones de seguridad y búsqueda continúan para restaurar el orden y la paz», indicó la nota oficial, que no mencionaba palabra alguna sobre la suerte del presidente y que parece haber sido desmentida por los hechos.
La intentona golpista se produjo después de que a primera hora de la mañana se escucharan fuertes disparos en el centro de la capital y soldados del Ejército tomaran posiciones en la zona.
El fuego de armas automáticas se oyó en Kaloum, distrito comercial y administrativo de Conakri que acoge el palacio presidencial y numerosos ministerios.
Las calles en la zona quedaron desiertas mientras continuaban oyéndose disparos y, según testigos, se desplegaron vehículos blindados en dirección al palacio presidencial.
De momento, la asonada parece contar con un cierto apoyo popular, pues muchos ciudadanos se echaron a las calles de Conakri al grito de «¡Viva el Ejército! ¡Viva el golpe de Estado!».
Condena internacional
En una primera reacción internacional, el secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó en su cuenta de la red social Twitter que condena «enérgicamente cualquier toma del Gobierno por la fuerza de las armas» y pidió la «liberación inmediata» de Condé.
Más tarde, la Unión Africana (UA) y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), bloque al que pertenece Guinea-Conakri, reprobaron rotundamente la rebelión militar y exigieron también la «liberación inmediata» del mandatario guineano.
El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, jefe de turno de la CEDEAO, demandó igualmente el «retorno al orden constitucional bajo pena de sanciones», y reafirmó la «desaprobación» de ese bloque de «todo cambio político anticonstitucional».
Se da la circunstancia de que el mandatario llegó al poder el 21 de diciembre de 2010 tras el golpe militar del 23 de diciembre de 2008, perpetrado poco después de la muerte del presidente Lansana Conté, quien había ocupado la jefatura de Estado desde 1984.
La junta militar que tomó el poder, bajo el mando del capitán Moussa Dadis Camara, dirigió el país hasta finales de 2010, cuando Condé se impuso en las elecciones en una segunda vuelta.
El pasado 18 de octubre, Guinea-Conakri celebró unos comicios presidenciales en los que Condé se presentó a un controvertido tercer mandato, no permitido en principio por la Constitución, tras celebrar un referéndum en marzo de 2020 para cambiar de Carta Magna, aprobado con un 91,5 % de votos a favor.
En rechazo a ese tercer mandato, grupos de oposición y la sociedad civil se reagruparon en el Frente Nacional para la Defensa de la Constitución (FNDC), que hoy anunció una «reunión urgente» para analizar la situación.
Tras la violencia que desencadenaron los citados comicios de octubre, alrededor de treinta personas murieron, según la oposición, tras disparar las fuerzas de seguridad munición real contra transeúntes y manifestantes.
Además, 325 personas fueron detenidas hasta el pasado 31 de octubre, según el fiscal del Tribunal de Apelación de Conakri, pero Amnistía Internacional sostiene que después de esa fecha hubo más arrestados, entre ellos varios miembros de partidos opositores.