La industria del entretenimiento volvió a sorprender con un lanzamiento inesperado: Sydney Sweeney, en colaboración con la marca Dr. Squatch, presentó Bathwater Bliss, un jabón elaborado con agua de su propio baño, arena y extractos naturales. La edición limitada de 5 mil piezas se agotó en pocas horas, convirtiéndose en objeto de colección y centro de un intenso debate en redes sociales.
El anuncio se acompañó de una campaña en la que la actriz aparecía en una bañera, lo que provocó reacciones divididas. Mientras algunos celebraron la originalidad, una parte importante del público —principalmente mujeres— criticó la propuesta, cuestionando tanto el concepto como la intención detrás del producto.
¿Qué es “Bathwater Bliss”?
El polémico jabón es una edición artesanal que buscaba conectar directamente con la curiosidad de los seguidores de Sweeney. Su rápida venta confirmó el interés de los fanáticos, quienes lo convirtieron en un producto viral antes incluso de llegar al mercado.
Más allá de su función como artículo de higiene, Bathwater Bliss se transformó en un experimento de marketing que llevó la estrategia de “celebrity branding” a un nuevo nivel.
Críticas y reacciones encontradas
Las críticas surgieron en gran medida de mujeres, quienes consideraron que la campaña era de mal gusto. En contraste, otros sectores del público, en especial los hombres, mostraron entusiasmo y curiosidad por la propuesta.
La actriz reconoció en entrevista con The Wall Street Journal que le sorprendió esta diferencia en la recepción, pues esperaba una reacción más uniforme.
La defensa de Sydney Sweeney
Sweeney defendió el lanzamiento como una respuesta directa a la expectativa de sus fans y cuestionó lo que percibe como una doble moral. Para ejemplificarlo, comparó el caso con escenas de Jacob Elordi en Saltburn, que fueron aplaudidas y celebradas sin controversia alguna.
“Fueron principalmente las chicas las que hicieron comentarios al respecto, lo cual me pareció muy interesante. A todas les encantaba la idea del agua de baño de Jacob Elordi”, señaló.
El fenómeno de Bathwater Bliss no solo dejó claro el poder de Sydney Sweeney en la cultura pop, también abrió la conversación sobre cómo los proyectos de celebridades son juzgados de manera distinta según el género. Polémico o no, el producto confirmó que la curiosidad y el marketing bien planeado pueden más que cualquier crítica.
