«El pequeño niño que el joven tuvo entre sus brazos el tiempo que duró la entrevista, con los ojos llorosos lo miraba muy de cerca, le acariciaba la cara y le decía «papá», le pedía a su vez caricias y toda la atención para él, la escena era de una ternura arrolladora e irremediablemente conmovedora. El joven nos explicó:”También tiene SIDA, su mamá es la chica que está allá arriba en fase terminal, su pareja los infectó a los dos, yo no soy su papá pero me encariñé mucho desde que llegaron al albergue”».

Los conocí a los tres en un albergue para enfermos crónicos y terminales en Ixtapalapa, Ciudad de México, durante un reportaje que hice para Canal 11 sobre SIDA.

Los afectos surgen en los más diversos lugares, y en muchas ocasiones de quienes menos imaginamos. Es una capacidad humana y es uno de los holones de la sexualidad.

«Por vinculación afectiva entendemos la capacidad humana de desarrollar afectos intensos (resonancia afectiva) ante la presencia o ausencia, disponibilidad o indisponibilidad de otro ser humano en específico, así como las construcciones mentales, individuales y sociales que de ellos se derivan».

Hay personas con enorme habilidad para desarrollar y mantener esa vinculación afectiva; a otras les cuesta mucho trabajo. ¿Usted en que término se ubicaría? Yo creo que mi término es medio, me cuesta trabajo, pero cuando lo hago, es para siempre.

Así es, tengo la fortuna de tener muchas amigas y amigos, es una parte de mi vida que disfruto enormemente y a la que recurro en muchas ocasiones cuando las cosas no me van bien y lo retribuyo: «Amor con amor se paga».

Lamento, por supuesto, las amistades que he perdido, pero me queda claro que a nadie se le puede obligar a quererte y nada te obliga a querer a quién no te quiere.

Cabe señalar que la presencia de resonancia afectiva intensa puede derivar en la interacción con los otros holones de la sexualidad, del erotismo, del género y de la reproductividad humana. ¿Se acuerdan que hablaba yo del edificio donde los departamentos se comunican? Pues este es un ejemplo.

Me estoy refiriendo a cuando surge el amor romántico. Es necesario que haya antes vinculación afectiva. También puede haber vinculación afectiva sin que haya amor romántico.

En uno de los talleres que doy, pregunto a la audiencia: «¿Cuántos tipos de amor reconoces?». Hay personas que solo reconocen el amor romántico y no pueden ver los demás, por ejemplo el amor de la familia, que por cierto no es obligatorio, también hay que cultivarlos porque es un camino de doble vía, es de aquí para allá y de allá para acá.

También está el amor de las mascotas,  a la vida, a la tierra, al prójimo, etcétera.

Por esa misma razón, si usted goza no solo del amor de una pareja, del amor de sus amigxs, sino, además, del amor de su familia y de otros amores, pues, ¡qué fortuna! Cuide, cultive y retribuya esos afectos, porque no todxs los tienen. En éstos tiempos de odio, discriminación, violencia, corrupción, engaño y un salvaje consumismo que ha convertido al dinero en el centro de la existencia ¡es un imperativo!

¡Dios no es el dinero, el dinero no es Dios!

Muchas gracias por sus comentarios a Corina Martínez, Lupita Arriaga, Miriam Gomezcésar, Myrna Vargas, Carmen Campos, Pilar Jódar, María Martín y otras tantxs amigxs que siguen esta columna.

 

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