La vida es la mejor escuela donde se aprenden cosas positivas y hábitos no aceptados por la sociedad, la enseñanza es permanente en la vida social, de igual modo el aprendizaje se adquiere en relación con otros hombres. El transitar por la vida se ve al tacaño, al egoísta, al presuntuoso, al oportunista que sólo ve por su propio interés.
Se ve al temeroso de no emprender lo que le dicta su inteligencia y de aprovechar sus capacidades innatas. También se ve al valiente que se niega a recibir auxilio cuando sabe de sus propias cualidades para sobresalir con sus adecuados medios, y se tornan más valerosos cuando están en mayor peligro y salen bien librados.
La convivencia en sociedad se muestra al comerciante dadivoso, al compartir sus piezas de pan con hambriento, su botella del vital líquido al sediento, también se ve al aparente tacaño que comparte lo que tiene en momentos de desolación, al tendero al dar lo que tiene para mitigar el apetente de comida y el deseoso de mojar sus labios con agua. Estos comportamientos muestran la abnegación para con sus congéneres. También se ve niños, niñas, jóvenes a mujeres y hombres. Todos ellos apoyan en lo que sus posibilidades le permiten y dan lo que tienen para los otros en desgracia.
Altruismo, solidaridad, generosidad, valentía y fraternidad. Son valores universales demostrados en una porción de la sociedad mexicana en desgracia. La adversidad provocada por la naturaleza el pasado 19 de septiembre de 2017. Esta fecha es memorable con antelación debido que otro siniestro padecido fue el 19 de septiembre de 1985, y el de este año, en ese entonces y el ahora hace rescatar estas prácticas en convivencia en comunidad, por cierto, experiencias diluidas en estos tiempos.
El espíritu de colaboración es destacado por la prensa nacional e internacional, comportamiento que ha causado asombro a noticieros de la prensa escrita, en la radio y en medios audiovisuales, aquí las palabras del embajador británico: “Quiero reconocer la enorme e impresionante labor de los rescatistas, militares, brigadistas y voluntarios, así como la inmediata reacción tan positiva por parte de la sociedad. Ha sido extraordinario ver la cantidad de personas que, con tanta valentía, se han unido desinteresadamente para apoyar a las distintas ciudades que fueron afectadas. A pesar de los innumerables daños, los mexicanos nos dan una lección muy importante e inspiradora gracias a su fuerte espíritu de unidad”.
El articulista de Excélsior comparte el proceder de maravilla de mexicanos ante estos fatales momentos vividos en las colonias más afectadas de la Ciudad de México, los hechos son dados en conocer en un programa de noticias por televisión en Alemania, referente al terremoto, no se transmitieron las quejas sino: “para mostrar la extraordinaria solidaridad del pueblo mexicano, que en lugar de sentarse a llorar y a esperar la ayuda del gobierno, se levantan las mangas de la camisa y sin que nadie les diga nada se ponen a ayudar y trabajar ardua y voluntariamente para ayudar a su pueblo”.
Comentarios de esta índole, en donde se destaca el espíritu de trabajo es más fuerte que los lamentos es digno de resalta, ahora hay que preguntar a la ciudadanía que sigue, porque está demostrado que ante cualquier trastorno social y natural hay cambios obligados.