Tal parece que en la Canaco Pachuca han decidido ponerse las pilas y reactivar el comercio en el Centro Histórico con una serie de acciones que provoquen una auténtica magia navideña en la zona, que ofrezca a los pachuqueños un ambiente especial y muy atractivo.
Para ello presentarán esta semana un programa a la alcaldesa, Yolanda Tellería, buscando su apoyo.
Pero crear este ambiente navideño especial para propios, visitantes y turistas, considero, debe ser resultado de un esfuerzo al que se sumen instituciones gubernamentales, los comerciantes y vecinos, y hasta la población en general. Solo la suma de esfuerzos puede dar resultados de excelencia.
Ofrecer una iluminación especial, muy navideña, solo puede conseguirse si aportan autoridades municipales, comerciantes y hasta la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Las autoridades municipales pueden contribuir colocando las luminarias; los comerciantes, iluminando el interior de sus establecimientos, y la CFE, costeando la electricidad consumida para iluminar las calles, como un obsequio navideño a los consumidores.
Sería fabulosa la colaboración de la Secretaría de Cultura, que podría montar pastorelas en la Plaza Independencia o en la Plaza Juárez. Organizaciones empresariales y empresas como Celular Millenium, por ejemplo, podrían dar un pequeño obsequio a los participantes.
El Instituto de las Artes podría aportar también espectáculos navideños montados por sus alumnos y maestros, y la Escuela de Artes ofrecer la actuación de grupos corales.
Montar una posada cada noche, con piñatas derramando dulces y fruta, coros navideños y luces de bengala obsequiados por el comercio en general, incluidos los locatarios de los mercados, reforzaría esta tradición.
Comerciantes de tamales, ponche, buñuelos, etcétera, podrían recibir el permiso para vender esas noches, a cambio de ofrecer precios bajos y calidad.
Sería ideal que las familias pudieran citarse en el centro de la ciudad al salir del trabajo, para caminar, disfrutar del ambiente… y realizar compras.
Que los comerciantes se organicen en una competencia por el escaparate mejor adornado, que inicien una campaña navideña de ofertas y promociones, mucho más larga que un fin de semana, que se organicen rifas entre los clientes y no falte la canasta con dulces gratis junto a la caja registradora.
¿Realmente sería tan caro llevar la magia navideña al Centro Histórico, como se hace en otras ciudades capitales en el país? No tengo ni idea.
Pero lo que sí puedo asegurar es que una simple paleta de bombón con figura de Hombre de Nieve, entregada a mi hija, entonces pequeña, al pagar por mis compras en la Ciudad de México, me llevó a regresar a ese establecimiento.
No hay Navidad en casa en la que no se recuerde aquella casa, en la avenida Revolución, en donde paramos mi hija y yo a disfrutar de la profusa ornamentación, y ver acercarse a un Santa Claus –mecánico-, llevando un una pequeña charolita y obsequiándonos con pequeños envoltorios de tela y moño, puñados de dulces.
Y qué decir de aquel fabuloso nacimiento que era montado en la colonia Constitución, ¡o el encendido de la luminaria de fin de año en Cubitos!
Definitivamente como población también podemos participar, aportando un grano de arena para generar esa magia especial que merecemos todos, especialmente los niños, y fortalecer al comercio tradicional, nuestro comercio.