Hay una secuencia en el cuarto largometraje del director mexicano ganador del Ariel, Amat Escalante (Heli, 2013), donde en un cráter -en el cual ha caído un ente extraño- varias especies animales se procrean en posiciones diferentes que benefician a estimular su instinto animal. Este instinto de conservación se hace evidente, pero también el placer.

Estoy hablando de “La Región Salvaje”, cinta que explora esta premisa, la del instinto más primitivo del ser humano, visto más desde el lado del placer, y cómo esto afecta a los cuatro personajes principales que se involucran de manera directa en una pequeña provincia de México.

Por un lado, el matrimonio de Alejandra y Ángel, donde ella, sumisa y callada, cumple con su deber de esposa y madre con un hombre impositivo, desestabilizado y violento; por otro lado, Fabián, enfermero y hermano de Alejandra, conoce a Verónica, una misteriosa joven que se involucra con todos los personajes para invitarlos descubrir el placer de una forma que no se imaginan.

Escalante juega con el género del thriller y la ciencia ficción usando esta premisa de la necesidad carnal del ser humano para explorar temas como la violencia de género, la violencia a la comunidad LGBTTI, y cómo la búsqueda del placer antes que cualquier otra cosa lleva al ser humano a actuar de formas inimaginables, olvidando cualquier consecuencia que esto pueda causar en sus vidas.

El cine del director nunca ha sido amigable con el espectador, expresa sus discursos de forma cruda para que el público analice las situaciones a las que expone a sus personajes, los hace sentir incómodos ante sus discursos sin censura, pero sobretodo, los deja reflexivos y con imágenes que posiblemente no se puedan sacar de la cabeza en meses.

Como suele hacerlo, sin ser esta la excepción, su elenco fue seleccionado en castings abiertos, donde la mayoría de quienes actúan en sus cintas son actores con poca o nula experiencia en cine, e incluso, personas que nunca han actuado, lo que le permite a sus cintas fluir de forma más cercana al espectador para que se identifique con las situaciones que se presentan.

En cuanto al trabajo visual, el director se apoya de animación generada por computadora (CGI) para representar varias de las secuencias más incómodas y crudas de la cinta; asimismo, el trabajo de fotografía corre a cargo del chileno Manuel Alberto Claro, quién ha trabajado previamente con el director Lars Von Trier en cintas como “Ninfomanía” y “Melancolía”, y es evidente su sello, ya que en la mayoría de sus secuencias se nota la composición contemplativa que lo caracteriza.

Otro aspecto a destacar es el tema de la ciencia ficción, y como se usa para explorar las temáticas de la cinta, donde queda a debate hasta donde es capaz de llegar el ser humano por satisfacerse y las consecuencias que debe pagar por esto a través de un quinto personaje para nada agradable.

Ante un saturación actual de cintas de comedia facilona en el cine nacional, fórmula que no niego que venda gran cantidad de boletos, “La Región Salvaje” es sin duda un trabajo autoral propositivo, así como incómodo y reflexivo, con un discurso social y de decadencia humana.

Es un logro que la cinta haya encontrado un espacio de distribución en cartelera comercial, que si bien posiblemente no recaude mucho dinero, da la posibilidad a aquellos que buscan propuestas diferentes en salas de poder ver el trabajo de uno de los directores más interesantes a la fecha en el cine nacional.

Y en cuanto a los espectadores promedio que elijan de último minuto ver la cinta, espero personalmente, logren ver más allá del erotismo y lo controversial de las temática que toca Escalante, y encuentren esa crítica social y humana que pretende hacer con este largometraje.

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