Las mujeres hidalguenses se distinguen en el país por trabajadoras, pues representan el 46.9% de la Población Económicamente Activa (PEA), frente a una media nacional de 43.8%. Esto ubica a Hidalgo en el sexto sitio con mayor población femenina ocupada laboralmente, en contraste con estados como Nuevo León, en donde sólo el 37.7 de mujeres en condiciones de trabajar, lo hacen.

Solo superan a las hidalguenses en actividades laborales, las mujeres de Tlaxcala, con 49.2% del total de la PEA; Guerrero, con 49.0%;  Oaxaca, con 48.1%; Morelos, con 47.5% y Michoacán, con 47%.

Todas ellas mujeres que cumplen además en el grueso de los casos con una doble jornada, pues se integran al 75.5% de la población femenina en México que realiza labores domésticas, valuadas en 2016, en 6.5 billones de pesos, con un total de dos millones 27 mil horas de horas a la semana destinadas a las tareas que fueran por mucho tiempo consideradas como propias de su sexo”.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi, difundió cifras vinculadas al quehacer de las mujeres mexicanas, con motivo del Día Internacional de La Mujer.

Las mexicanas contribuyen a la economía nacional al laborar, principalmente, en el comercio, los servicios públicos y las actividades religiosas, en los que tienen una participación similar a la de los hombres, si bien existen sectores como el de la Cultura, en donde la participación femenina en los empleos es de 40.0%.

En este sector, el mayor número de mujeres laborando se dio las tareas artesanales, con 197 mil 569 de ellas dedicadas a la elaboración de alimentos y dulces típicos; 167 mil 132 en el tejido con fibras vegetales, y 42 mil 415 en la talabartería.

En la industria turística las mujeres representan el 40.6% del total de personal ocupado,  con un 53.3% empleadas en el comercio y los servicios turísticos.

Sin embargo una parte muy importante de mujeres aún emplean todo su tiempo al cuidado del hogar; 53.1% de las hidalguenses en edad de trabajar así lo hacen, pese a ser este una labor no remunerada.

La Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares (Cstnrhm), realiza la medición del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados a familiares enfermos o discapacitados,  labor que es realizada principalmente por mujeres, lo que permite dimensionar la enorme aportación que este trabajo representa al bienestar del hogar y a la economía nacional, ya que, de otro modo, se tendría que pagar a una persona para que realizara dichas actividades, o bien adquirir los servicios de empresas especializadas.

La actividad a la que las mujeres le destinan la mayor cantidad de horas es la de servicios de “alimentación”, con el 32.2% de su tiempo; sin embargo, la actividad con la que generaron el mayor valor económico corresponde a los servicios de “cuidados y apoyo” a los miembros del hogar.

En promedio, en el 2016 el trabajo en las labores domésticas y de cuidados que realiza cada mujer, equivalió a contribuir con 51 mil 962 pesos anuales, mientras que la contribución por cada hombre que realiza estas labores ascendió a 18 mil 943 pesos por el mismo periodo.

Estas diferencias también se presentan entre las mujeres según las condiciones sociales, pues las mujeres que viven en zonas rurales contribuyeron en promedio per cápita con 56 mil 295 pesos al año en actividades no remuneradas del hogar, mientras que las mujeres que viven en zonas urbanas generaron en promedio el equivalente a 50 mil 726 pesos.

A su vez, las mujeres que reportaron hablar alguna lengua indígena aportaron 59 mil 199 pesos, y 51 mil 606 pesos las que no hablan alguna lengua indígena.

Por su parte, las mujeres casadas o en unión libre contribuyeron con 66 mil 887 pesos, a diferencia de las mujeres solteras, cuya contribución fue de 28 mil 745 pesos anuales, en promedio.

Reporta además el Inegi que de acuerdo con la Cuenta satélite de instituciones sin fines de lucro (Csisflm), en el caso de los trabajadores voluntarios, de cada 100 personas que participan en dichas organizaciones, 48 son mujeres.

Esta proporción se acentúa en las instituciones sin fines de lucro que prestan servicios educativos y también en la labor de las instituciones religiosas, donde las mujeres representaron más del 58% del voluntariado en ambos casos. Indicadores como éste, permiten observar que la labor de las organizaciones no sería posible sin el tiempo de trabajo que las voluntarias donan a través de las instituciones de la sociedad civil organizada.