Los tianguis y puestos callejeros crecen en las colonias del sur de Pachuca y Mineral de la Reforma, conforme crece también la demanda de artículos de mediano uso como ropa usada, calzado y hasta muebles y enseres domésticos.
Ejemplo de ello es el tianguis que se instala en la colonia El Saucillo, que iniciara hace unos años con una decena de puestos, los que ahora suman unos 80 de ellos, abarcando ya un costado completo de la avenida principal de ese lugar.
Es el caso también de tianguis como los de las colonias San Cayetano, Villas de Pachuca o Forjadores, que con el paso del tiempo se han ido extendiendo por las calles principales y aledañas.
“No hay trabajo y cuando hay, pagan muy poco, no alcanza ni para comer”, señala José Alberto Gutiérrez, quien comercializa muebles usados en el tianguis de El Saucillo.
“Yo voy con familiares, con vecinos, y les pido que me vendan lo que ya no les sirve, lo que les estorba, y como tengo una trokita que me traje del otro lado, pues voy recolectando”, señala José Alberto.
Llama la atención de los observadores que en los tianguis crece la oferta de artículos “seminuevos”, y lo mismo se comercializan bañeras de plástico para bebés, cunas, andaderas y sillitas, que bases de madera para camas, roperos antiguos, mesas, sillas, estufas, refrigeradores, bicicletas, juguetes de todo tipo, calentadores de agua, llantas usadas, tarjas y hasta marcos de ventanas, protecciones metálicas y puertas.
Sin embargo es la ropa usada, nacional y americana, la que acapara más los espacios en estos tianguis, en respuesta a una demanda creciente de la misma.
Entre cerros de prendas de vestir se observan también sábanas, colchas, edredones, cortinas, manteles, cobertores y hasta fundas para los sofás.
“Antes la gente tiraba la ropa que iba dejando, o la regalaba… ahora la vende. Mire, si quiere yo doy 100 pesos por una maleta de ropa usada, pero con esos 100 pesos se compran al menos calzones”, comenta Isabel Ramos, quien tiene ya más de 20 años de vender ropa usada, “y cada vez la buscan más… ya no hay pena como antes, pues lo que no hay es dinero y la gente tiene que vestir”, comenta.
Aunque en menor cantidad, subsisten los puestos con frutas, verduras, pollo fresco, pescado, carnes de res y cerdo, cremerías, además de los que comercializan tacos, gorditas, carnitas de cerdo, mariscos preparados, entre otros.
No faltan tampoco las ofertas de fundas y equipo para teléfonos móviles; películas “piratas”, discos y USB con música grabada, y hasta tabletas, “celulares” y computadoras portátiles.