Las leyes en nuestro país reconocen a las y los adolescentes como titulares de derechos a quienes se les debe garantizar el pleno ejercicio, respeto y protección de éstos, con la finalidad de permitirles un crecimiento y desarrollo integral plenos, pero esta labor tan importante de reconocer, respetar y hacer valer los derechos de la juventud no es un tema que deba quedarse en las leyes, debe convertirse en una práctica cotidiana de todos, recordemos que la adolescencia es una etapa de muchos cambios y lo mejor que puede hacerse es brindar a los jóvenes información útil que les permita conocer cuáles son sus derechos y por supuesto sus obligaciones.
Estos cambios por los cuales todas las personas atraviesan en la adolescencia comprenden varios aspectos, desde el desarrollo físico y psicológico, hasta el desarrollo social, también los cambios sexuales que se producen durante esta etapa se acompañan de importantes cambios psicosociales, por lo que este periodo de la vida es decisivo en el camino hacia la edad adulta, con esto, es obligado mencionar los derechos sexuales y reproductivos de las personas adolescentes.
En ese orden de ideas, todas y todos los adolescentes gozan de derechos sexuales y se les debe garantizar su protección, sin distinciones por origen étnico, género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, o cualquier otra circunstancia, es decir sin discriminación.
Ahora bien, ¿Cuáles son los derechos sexuales? Dentro de ellos podemos encontrar los siguientes: derecho a ejercer y disfrutar plenamente la sexualidad, el Estado debe garantizar que este derecho sea libre de presiones y discriminación; derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y sexualidad, derecho a la información actualizada, veraz, completa, científica y laica sobre sexualidad; derecho a los servicios de salud sexual y reproductiva; derecho a vivir libre de violencia sexual, ninguna persona puede ejercer ningún tipo de violencia sobre nosotros, incluyendo la sexual, el Estado debe garantizar espacios y servicios públicos libres de todo tipo de violencia; entre otros.
Por otro lado, debemos saber que todos los derechos humanos están estrechamente ligados entre sí y a cada derecho le corresponde una o varias obligaciones, por ello, los derechos sexuales no son la excepción, ejercerlos sin responsabilidad, sin información y sin tomar en cuenta las obligaciones que conllevan cada uno de ellos puede resultar en problemas graves como lo son las infecciones de trasmisión sexual y por supuesto el embarazo adolescente, que pueden llegar a cambiar de manera radical la vida de las y los jóvenes, provocando problemas de salud, psicológicos y sociales.
Es importante señalar que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, México ocupa el primer lugar en embarazo adolescente de los países miembros de ésta, con una cifra alarmante, uno de cada cinco embarazos se da en jóvenes que no alcanzan la mayoría de edad.
Conociendo estos datos, resulta de suma importancia ser conscientes de lo valiosa que es la información y educación integral en sexualidad que fomente el bienestar físico, mental y social. Esta información deberá estar libre de estereotipos, prejuicios, mitos o culpa, deberá ser ajena a cuestiones religiosas y estar basada en evidencia científica.
En otro orden de ideas, hacemos referencia a que el papel de las instituciones de salud es fundamental para garantizar el ejercicio pleno de los derechos antes mencionados, el servicio que brinden a los jóvenes deberá ser amigable, asegurando que el trato hacia los adolescentes se dé de manera digna y respetuosa; confidencial; de calidad; gratuito y oportuno. Las y los adolescentes tienen derecho a recibir atención y a que no se les niegue el acceso a los servicios por ausencia de padre, madre o tutor legal. Dentro de los servicios de salud sexual se encuentran la consejería, orientación y apoyo educativo, así mismo las instituciones de salud deberán de proveer métodos anticonceptivos, y atención durante el embarazo, parto y recuperación, detección oportuna y atención de infecciones de transmisión sexual incluyendo el VIH, detección y atención de la violencia, entre otros.
Es por ello que como sociedad tenemos que cambiar nuestra mentalidad, hablar de manera abierta sobre la sexualidad e informar de manera oportuna, responsable y de acuerdo a su edad a las y los jóvenes sobre sus derechos, obligaciones y las consecuencias de una sexualidad sin protección y sin información.
L. A. Adriana Camarillo Palomares
Responsable del Teatro Guiñol en la CDHEH