El viernes pasado, en un programa que se transmite por 98.1 de Radio estatal, un candidato a diputado federal del Partido del Trabajo dijo que una de sus principales propuestas consistía en acabar con el fuero en la entidad; cuando los conductores le advirtieron que desde finales de 2017 en Hidalgo ya no existía dicha figura, el aspirante a legislador arremetió contra las autoridades por no haber difundido ampliamente esa medida.
El entrevistado es un profesional de la construcción que cursó una carrera profesional y se presentó a la sesión radial con la lista de propuestas que ofrece el PT, cabe pensar que al parecer cuando recibió dicha relación no cuestionó su contenido y dio por bueno cada punto.
Realmente en este aspecto el problema corresponde al partido de la estrella, pues al parecer no adecuó las propuestas a la realidad de cada uno de los estados en los que contiende y entregó a los candidatos un listado que podría haber sido revisado previamente.
Por lo mismo yo me pregunto si la gran mayoría de las mujeres y los hombres que contienden en este momento por un cargo de elección están capacitados para hacerlo y cuentan con los elementos necesarios para ganar una elección con propuestas bien fundamentadas y una vez con el triunfo en la mano estar en condiciones de realizar una labor legislativa seria, profesional y acorde con las necesidades y realidades del conglomerado al que tendrán que representar.
Este planteamiento no cuestiona el origen de los candidatos ni su formación profesional; tampoco su nivel académico ni su condición social, más bien se refiere a la improvisación de aspirantes con la que algunos partidos se lanzan a participar en las elecciones sin ocuparse de brindarles la preparación necesaria para hacer un papel decoroso, ya no digamos que ganen la elección, sino que tengan la formación para que sean tomados en cuenta con seriedad.
La realidad del presente proceso electoral ha sido que mientras en algunos institutos políticos se consiguen candidatos o candidatas por la vía rápida, en otros los presuntos o presuntas figuras de determinado partido dan el salto a otro organismo porque en su propio partido no se les tomó en cuenta para ostentar una candidatura, con la consideración de que mantuvieron una actitud congruente con los estatutos y vida política de su partido y al final de cuentas cuando creían que sus pretensiones se concretaría resultó que no se les tomó en cuenta.
De todo ello lo más importante es considerar que los tiempos que corren ya no están para contender con candidatos improvisados, pues cada figura que interviene en un proceso electoral significa la asignación de un presupuesto (abundante o pequeño) que sale de los impuestos que cubrimos todos los mexicanos que así lo hacemos y por respeto y congruencia se debiera brindar una formación básica a quienes salen a las calles en busca del voto.
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