No sabía, hasta que vi la película Huérfanos (Ref1),  que Melchor Ocampo fue fusilado en Tepeji del Río en 1861. Dicha película, dirigida por Guita Schyfter, retrata la figura del prócer  de la Reforma desde una perspectiva humana.

En una de las escenas, la conocida actriz Claudette Maillé –quien interpreta a la madre adoptiva de Melchor Ocampo– le dice al pequeño: “Hagas lo que hagas, no cometas la vulgaridad de vivir para ti mismo”. Aparentemente, ese consejo maternal fue fielmente obedecido por Ocampo. Él fue uno de los impulsores de las leyes de  Reforma. Ser humano imperfecto, cometió algunos errores que no opacan sus grandes aportaciones como legislador.

Nos hemos acostumbrado a vivir para nosotros mismos. Es conocidísima la desagradable frase con que frecuentemente justificamos algún comportamiento deshonesto: “en México, el que no transa, no avanza….”. Nada bueno ha salido de esa forma de pensar. Como profesor, estoy familiarizado con los críticas que muchos adultos hacemos de los millennials. Me pregunto cuánto de lo que criticamos ha sido aprendido en el entorno familiar durante la infancia por esos jóvenes a quienes luego juzgamos. La realidad es que enseñamos a los chicos a ser muy competitivos y definitivamente egoístas.

De acuerdo al diario el País  (Ref2), casi  el 40% de los votantes que participaron en las históricas elecciones del domingo pasado, son jóvenes de entre 18 y 23 anyos. Muchas de las personas (jóvenes y no tan jóvenes) con quienes he tenido la oportunidad de conversar, comparte la reflexión de que es necesario implementar cambios radicales en muchos aspectos de nuestra vida diaria. Debemos construír acuerdos que realmente se respeten.

En una caricatura del “monero” Rocha, se ve la figura de espaldas de quien parece ser el virtual Presidente electo frente a una representación del territorio nacional totalmente resquebrajada. El pensamiento de la figura reza: “…Y ahora, a reparar”. La tarea parecería titánica. Hay unos pocos que parecen haberse cruzado de brazos y estar cómodamente expectantes de la hora en que el nuevo gobierno tomará posesión y en que el ejecutivo cometa el primer error, para señalar con dedo flamígero: “se los dije, que se iba a equivocar”.

Si realmente queremos hacer un cambio verdadero debemos comprometernos todos en una serie de pequeños cambios cotidianos.

Quizá llegó la hora de aprender a vivir para los demás, para aquéllos que, como dice Octavio Paz, son “…los que me dan plena existencia” .

 

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Ref1  https://www.imdb.com/title/tt2784826/fullcredits

Ref2  https://elpais.com/internacional/2018/05/05/mexico/1525490979_926496.html