La Expo Feria Tulancingo 2018, recientemente inaugurada, se vio enriquecida en esta ocasión con la participación de los siete “Pueblos con Sabor”, denominativo estatal que reconoce la riqueza y tradición gastronómica de los poblados hidalguenses, y de platillos muy atractivos para el turismo, como los “guajolotes”, el pollo ximbó, el zacahuil, los pastes, entre otros.
El secretario de Turismo (Sectur-Hidalgo), Eduardo Baños Gómez, destacó la importancia de aprovechar escaparates como esta feria tradicional, de las más concurridas en el estado, para promover la riqueza gastronómica de Hidalgo, la cual ganó el primer lugar en el pasado Tianguis Turístico, en Mazatlán, Sinaloa.
En Tulancingo están presentes con su platillo representativo y lo mejor de su cocina y artesanías, los Pueblos con Sabor de Zempoala, Tulancingo, Acaxochitlán, Omitlán, Calnali, Huejutla y Actopan.
Con ello se da la oportunidad a que el turismo que llega a Tulancingo tenga una “probadita” de los platillos que merecieron este distintivo, por su delicioso sabor, origen de receta e ingredientes y la representatividad que dan al poblado.
“Si hablamos de Ximbó, los hidalguenses pensamos inmediatamente en Actopan, y así queremos que nos identifique también el turismo, por los sabores, texturas, olores…”, afirma el funcionario estatal.
La dependencia estatal impulsa el Turismo Gastronómico, el cual cobra año con año mayor relevancia. “Tenemos como ejemplo Santiago de Anaya, la muestra gastronómica más grande del mundo, con más de mil 500 cocineras y cocineros tradicionales preparando auténticos manjares con productos de la región, y a la que cada vez asisten más turistas nacionales y extranjeros”.
Recordó Baños Gómez que la gastronomía mexicana fue declarada en 2010 por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Dentro de la gastronomía mexicana se reconoce a la hidalguense por sus raíces antiguas, por sus recetas preservadas al paso del tiempo, algunas de ellas de origen prehispánico y otras que son herencia de la mezcla de culturas, además del uso de técnicas y utensilios ancestrales como el horno “de piso”, las ollas y cazuelas de barro, el comal, el metate y molcajete.
En el caso de los Pueblos con Sabor, el distintivo estatal reconoce el origen y tradición de platillos que dan representatividad a los sitios en donde surgieron. “Es imposible pensar en el zacahuil sin que nos vengan a la memoria el clima, la fauna y las ricas tradiciones culturales huastecas”.