Recientemente sostuve una interesantísima conversación con un colega, excelente investigador de la UNAM y amigo del alma. Uno de los temas centrales fue: ¿Cuál es la misión de la universidad? Hubo coincidencias y diferencias, pero fue una discusión tremendamente estimulante. Camino a casa recordé un librito de José Ortega y Gasset, precisamente titulado: “Misión de la Universidad”, y me dispuse a releerlo. Este libro surge originalmente de una conferencia dictada en la Universidad de Madrid y muchos ejemplos y reflexiones se refieren a las experiencias del filósofo en dicha institución. No obstante, tienen una vigencia absoluta y podrían aplicarse a prácticamente cualquier universidad en nuestro país.

Rescato algunas ideas que considero importantísimas. La primera de ellas es lo que Ortega y Gasset identifica como la raíz de todos los problemas, ya sea en el Estado o en la Universidad: la chabacanería. Se define como la manera de comportarse de una persona maleducada. Alude a la extendida costumbre de simular hacer un producto de calidad, cuando en realidad no la tiene, independientemente de la disciplina sobre la que trate.

En contraposición a la chabacanería está lo que el filósofo denomina como “estar en forma” (académicamente).  Dice: “ustedes saben la diferencia entre un atleta que está en forma y uno que está fuera de forma. La diferencia entre lo que es capaz de hacer el mismo hombre cuando está en forma es sorprendente: como si se tratara de dos personas distintas. Estar en forma significa nunca ser indulgente o disipado.”

No solamente debemos educar a los estudiantes para estar en forma: toda la comunidad de las universidades debiera compartir esta cualidad. Eso debe ser el ideal de la vida universitaria. Al respecto decía Walt Whitman: “soy el maestro de los atletas y honra a mi estilo, quien conmigo aprende a superar al maestro.”

Finalmente Ortega y Gasset agrega que: “tuvimos que esperar hasta el siglo XX para ver el asombroso espectáculo de cuán brutal, cuán estúpido y más aún, cuán agresivo es el hombre entrenado en una sola disciplina y fundamentalmente ignorante en todo lo demás.” Parecería que el filósofo estuviese describiendo a muchos tecnócratas en México.

La misión de la universidad es múltiple, aunque vale mucho la pena atender lo que dijo Ortega y Gasset porque podríamos comenzar a hacer cambios de fondo en el quehacer universitario. El requisito indispensable es dejar atrás la chabacanería y “ponernos en forma”. De lo contrario, todo seguirá exactamente igual.

 

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