La mañana del miércoles 29 de agosto, la pequeña Ana de once años, salió de su domicilio en el fraccionamiento Xochihuacán con rumbo a la escuela, al igual que miles de estudiantes en el estado. Nunca llegó. Poco después de las 7 am fue arrollada por un vehículo del transporte público. Una tragedia espantosa. Su nombre no era Ana, pero he querido llamarla así, por respeto a su memoria y porque quiero darle un nombre y un rostro para evitar que se convierta en una estadística más…

De acuerdo al Plan estatal de desarrollo, en nuestro estado, “la segunda causa de muerte entre adolescentes de 12 a 17 años está relacionada con accidentes de vehículos automotores”. Después del accidente, los vecinos del fraccionamiento mantuvieron bloqueada la circulación sobre la carretera, exigiendo la presencia de peritos y de personal del municipio. Pasado el mediodía, una cuadrilla de trabajadores del municipio instalaron vibradores para disminuir la velocidad de los vehículos en esa zona.

¿Qué podemos hacer como sociedad para evitar que este tipo de tragedias se repita? Casi creo adivinar que ordenarán la construcción de un puente peatonal (que se solicitó hace mucho tiempo) y ¡nada más!

Hay muchísimo que hacer para educar a la ciudadanía en estrategias de conducción responsible: un conductor saludable, con reflejos promedio, tiene un tiempo de reacción de 0.7 segundos antes de que presione el pedal de freno ante una urgencia. En un vehiculo conducido a 90 km/hr, eso significa recorrer ¡más de 17 metros antes de realmente comenzar a frenar! Si consideramos el deterioro sensorial en los reflejos y factores como el  estrés, el tiempo de reacción aumenta considerablemente. ¡Urge invertir en educación vial!

Tengo un ejemplo para mostrar a las autoridades de que, cuando se hace un esfuerzo genuino, los resultado son buenos: un estimado colega de la universidad me contó que durante el periodo mas difícil de la guerra de los cárteles en Colombia, el estado logró regular de manera apropiada la circulación de las TODAS las motocicletas utilizadas en el país, y que eventualmente eran usadas por sicarios aislados para cometer delitos. ¿Será acaso que tenemos una menor capacidad de organización que Colombia? ¿O simplemente se trata de falta de voluntad? Eso ya no debe ocurrir más. Es otro tema pendiente (urgente) en la agenda de la sociedad.

Dedicado a la memoria de Ana y de todos los jóvenes del estado de Hidalgo que han perdido la vida en accidentes de tránsito.

 

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