En Febrero de 2016 dos jóvenes turistas argentinas desaparecieron en el balneario de Montañitas, Ecuador. Tiempo después aparecieron asesinadas después de haber sido abusadas sexualmente. En los cuerpos se encontraron rastros de escopolamina.

De las semillas del árbol conocido popularmente como Borrachero o Estramoni.,o, cuyo nombre científico es  Brugmansia aurea Lageth, de sus flores se extrae un polvo: la Burundanga o “Aliento del Diablo”. El Borrachero está muy difundido en Colombia. Numerosos crímenes se han atribuido al uso de esta sustancia que puede ser mezclada con la comida o bebida sin quesea percibida. También puede ser esparcido sobre la piel. La víctima se transforma en un “zombie” que obedece las órdenes de los delincuentes. Así se han cometido robos y violaciones sin que las víctimas recuerden nada de lo ocurrido.

En dosis altas puede llegar a causar convulsiones, delirios o aún la muerte, pero es tóxica aún a dosis pequeñas. La droga también puede ser usada con efectos benéficos como es el caso de la buscapina que contiene butilbromuro de escopolamina.

En 1977 una Comisión del Senado de Estados Unidos analizó las actividades criminales de la Agencia Central de Inteligencia con respecto al uso ilegal de distintos tipos de drogas. Entre el amplio repertorio de drogas estaba la escopolamina.

Desde los años 1920 la había estado usando como “Droga de la Verdad”. Las prácticas de n sistema democrático

Control mental de la CIA llevaron a la muerte a muchas personas inocentes.

Cabe preguntarse qué tipo de sistema político genera estas actividades ilegales. No es seguramente un ejemplo a seguir. Es exactamente lo contrario.

Controlar es el objetivo de las dictaduras, de los regímenes autoritarios, se llamen como se llamen. Esa obsesión recorre gran parte del tejido social, desde la escuela primaria hasta la etapa laboral. Ciudadanos “zombies” fáciles de manipular son quienes apoyan las políticas más agresivas contra sus propios intereses.

La escopolamina que nos manipula masivamente está constituida ahora por las redes sociales, usadas como elemento de control de la población. También aquí las víctimas olvidan lo ocurrido. Sufren las consecuencias de sus actos sin ser conscientes que ellos son responsables de la situación.

 

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