El pasado fin de semana llegó a su fin la edición número 16 del Festival Internacional de Cine de Morelia, en el cual, este año participaron dentro de la selección oficial de largometraje mexicano once obras, de las cuales “La Camarista”, ópera prima de la directora mexicana Lila Avilés, fue la merecedora del Ojo a Largometraje Mexicano de este año.

Avilés cuenta la historia de una solitaria camarista llamada Eve, quién cumplirá una larga estancia trabajando en un lujoso hotel, mientras se mantiene en contacto con el exterior a través de un teléfono celular, luchando con su soledad y un conflicto interno por poder escalar profesionalmente en el entorno en que se desenvuelve.

La directora, de inicio, sabe manejar la cámara en este espacio tan enclaustrante y a la vez tan revelador que esconde muchas historias que la protagonista va descubriendo mientras ronda como una presencia fantasmal al servicio de quienes van y vienen dentro de este lugar.

La historia explora los sueños personales, la relación de esta trabajadora con los demás en un lugar que no se da pie a la socialización, y sobretodo, al modelo de trabajo y la exigencia del mismo hacia la clase trabajadora de México.

Los sueños aquí se reducen a los puntos máximos alcanzables dentro de este entorno, provocando frustración y reflexión sobre los sueños de vida, pero donde también se cuestiona la lealtad de la gente de la que Eve se relaciona por combatir la soledad que la aqueja.

Además, también la cinta explora a la sociedad en diferentes puntos de vista a través de varios huéspedes del hotel para el que trabaja la protagonista, en donde el más obvio y relevante, es el de una mujer extranjera que pide ayuda a la solitaria mujer en su quehacer diario durante su estancia, sobretodo el cuidar de su recién nacido.

Eve ronda entre esta soledad, sus metas personales y el trabajo, el cual también la hace una espectadora de la vida de otras personas, descubriendo mundos que parecen para ella inalcanzables en esta exploración casi vouyerista en la cual el espectador será un testigo presente de esta experiencia del personaje.

Narrativamente, visualmente y actoralmente, “La Camarista” es un ejemplo de la sencillez que a veces requiere una cinta para contar una historia con tantos trasfondos y lecturas sociales que aportan al espectador una nueva experiencia cinematográfica.

Gracias a su triunfo en Morelia, se le ha dado la oportunidad a la directora de asistir al próximo Festival de Cine de Cannes en la Semana de la Crítica, esperando su película sea bien recibida.

La película se presentará en Lo Mejor del FICM en la Ciudad de México, esperando pronto encuentre una distribuidora para que pueda ser exhibida comercialmente.

¡Sigamos la conversación en Twitter: @AlbertoMoolina!