El domingo por la noche mientras me encontraba escribiendo mi columna, recibí la tristísima noticia del fallecimiento del Profesor Rubén Costiglia Garino. Es obligado recordar su memoria.

Conocí al Profesor Costiglia en 2007 cuando inicié a dar un par de cursos en el programa educativo de Ingeniería industrial de la UAEH. En ese entonces, yo recién me había incorporado a la UAEH y no conocía a muchos de los que después han llegado a ser compañeros de trabajo. Siempre me llamó la atención el atuendo formal del Profesor Costiglia. Había algo peculiar sobre su atuendo de profesor universitario que me parece digno de destacar. Imprimía a su persona un aire de austera solemnidad que todos sus alumnos reconocían. No obstante su apariencia formal, el Profesor Costiglia siempre se caracterizó por su carácter afable y disposición para ayudar al sinnúmero de estudiantes que llegaban periódicamente a solicitarle ayuda para resolver algún  problema de los cursos de matemáticas que impartía.

Rubén Costiglia siempre mantuvo el interés en el aprovechamiento de sus estudiantes. En estas épocas de simulación (a veces oficial), a él le preocupaba que los jóvenes realmente aprendieran. Trabajó incansablemente en diferentes programas educativos en la UAEH y contribuyó de manera importante a establecer los contenidos temáticos de muchas asignaturas. Conversando con un colega del Icbi, me he enterado que el Profesor Costiglia impulsó los cursos de matemáticas en diferentes licenciaturas, incluyendo Biología y varias de las ingenierías.

Mantuvo una lucha constante por documentar y exponer temas de interés ambiental: el calentamiento global, la contaminación con material radiactivo al lecho marino en el reactor de la planta de Fukushima, Japón; la conservación de especies en peligro de extinción y, de manera especial, el uso sin regulación de herbicidas no controlados en su tierra natal, en la pampa argentina. Especial énfasis tiene el caso de su denuncia ante el abuso en la aplicación del glifosato como herbicida de uso común. Múltiples evidencias muestran que este producto está asociado a la aparición de diversos tipos de cánceres en la población que ha sido expuesta a dicha sustancia.

Debo agregar que a mí en lo personal, el Profesor me ayudó a acercarme a la experiencia de escribir para este diario. Esta columna existe, en buena medida, gracias al Profesor Rubén Costiglia. Hoy, quiero brindar un sincero homenaje a su memoria. Lo recordaremos con gran respeto y enorme afecto.