Esperanza. Es la palabra que define el sentir de quienes votaron mayoritariamente por él, en las pasadas elecciones de 1 de julio, y la que embargó a millones de mexicanos que festejaron, este domingo, la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república.

“Yo espero” ha sido también una de las frases más escuchadas previo y después de que AMLO ofreciera su mensaje presidencial: “yo espero que anuncie que…”, “yo espero que cumpla…”.

La esperanza sigue siendo el común denominador después de que el nuevo mandatario del país hizo dos ofrecimientos básicos: ni reelección y sí revocación de mandato.

Ofreció Andrés Manuel un mensaje que renovó esperanzas: una franja fronteriza norte free… bueno, con IVA del 8%, no más alzas en las gasolinas, mayores apoyos a adultos mayores, discapacitados y jóvenes ninis, y lo más esperado, quizá: combate efectivo a la corrupción.

Las esperanzas renovadas llevaron a muchos de sus simpatizantes a congestionar el Zócalo, Paseo de la Reforma, a festejar en grande el ascenso.

Las esperanzas se dan también en el poder económico, contrapeso del poder político… aunque con algunas salvedades.

Mientras los empresarios esperan certeza jurídica, reglas claras, programas de apoyo a sectores productivos, independencia entre poderes e instituciones como el Banco de México, no faltó quien señalara: “En contra del libre mercado, en contra de la reforma energética y a favor de una visión retrógrada, estatista, intervencionista, anquilosada. Los mercados van a reaccionar a este maniqueísmo de manera negativa. Nos va a ir mal, muy mal. Lástima”, escribió Claudio X. González a través de su cuenta de Twitter.

Para millones de mexicanos el mensaje de López Obrador fue alentador y hasta de advertencia: “Por el bien común, primero los pobres”.

Y sí, los pobres ya somos mayoría en el país, no minorías, porque pobreza es no sólo no poder comprar la canasta básica, es tronarse los dedos para enviar a los hijos a la escuela, para calentar una vivienda, propia; para curarse de enfermedades graves sin esperar una eternidad a ser intervenido quirúrgicamente, para aspirar a una vejez con dignidad y sin dolor.

Pero los negritos no sólo se dieron en el poder económico y enturbiaron un tanto la esperanza de los mexicanos. “Quienes critican al próximo Gobierno pueden hacer lo que les dé la gana”: Tatiana Clouthier.

No se trata de escribir una cartita a Santa”, me dijo un empresario al preguntarle sobre sus expectativas en el gobierno que inicia. Y sí, los empresarios querían escuchar planteamientos concretos y debidamente sustentados, factibles.

Para los que no pertenecemos a ninguno de los dos poderes, el político y el económico, también nos queda como único recurso la esperanza. Esperanza en que el gabinete de AMLO le cumpla a su jefe, trabaje en sus directrices, no le traicione.

Ojalá y López Obrador cumpla su ofrecimiento de hacer de México “una potencia económica” con equidad y justicia, con empleos dignos para todos, con igualdad de oportunidades, con salud y seguridad… y no mueran él o la nación en el intento.

 

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