¿Al solicitar usted filete de huachinango está seguro de que le despachan esta variedad de pescado? ¿Está tan familiarizado con los sabores de las distintas especies que puede distinguir cuando le han servido una diferente a la solicitada, por la que ha pagado? Es muy probable que usted forme parte del 31 por ciento de los consumidores de pescado al que le dan gato por liebre, o en este caso, mojarra por cazón.

La alerta la dio la organización Oceana México, al señalar que diariamente miles de consumidores de pescado en el país son víctimas de fraude tanto en restaurantes como en pescaderías, supermercados, etcétera.

En un estudio denominado Gato X Liebre, la organización revela que la negligencia de las autoridades mexicanas vinculadas al sector, entre ellas la Secretaría de Salud (SSH), propician lo que es no sólo un fraude y robo a los consumidores, sino además, un daño a los océanos.

En un primer momento pudiera parecer inofensivo que en vez de mero nos den basa, por ejemplo, pero el problema es profundo y va más allá del cambio en el nombre del pescado. Esta facilidad de engaño sucede en un contexto de opacidad y negligencia de las autoridades pesqueras y sanitarias. Este fenómeno demuestra que las puertas están bien abiertas para que se mezclen, en distintos puntos de la cadena de valor, el producto ilegal y el legal”, cita el estudio.

Pedro Zapata, vicepresidente de Oceana México, informa que para este estudio se realizaron pruebas a 48 especies cuya venta está autorizada, pero que ya en refrigeradores resultaron ser 100.

Esto significa que 52 especies de pescado fueron silenciadas. Mantener en secreto tantas especies puede significar que llegará el momento en que estas desaparezcan sin darnos cuenta. Incluso 11.2 por ciento de las muestras encontradas se encuentra en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entre ellas, tiburones y anguilas”.

La de Oceana es la primera investigación que hace este organismo desde su llegada a México, en 2018. Se encargó de realizarla el doctor  Adrián Munguía, especialista en genética, quien con su equipo tomó las muestras de junio a octubre pasados. A partir de la extracción de ADN se aisló el gen conocido como “código de barras”, el cual permite hacer la identificación de cada especie.

Se hizo después la comparación con los nombres comerciales de las mismas y de acuerdo a los resultados, el 95 por ciento de las veces que se pidió marlín, por ejemplo, fue servida otra especie, como el atún o el tiburón sedoso y zorro, entre ellas especies que aparecen en la lista roja de la UICN por encontrarse en peligro.

Señala el estudio de que pez sierra es sustituido en el 89 por ciento de los casos; el robalo, en el 53 por ciento, y el huachinango es cambiado en el 54 por ciento por la variedad de raya látigo, que es mucho más barata.

Las muestras fueron levantadas en el segundo mercado de pescados y mariscos más grande del mundo (La Viga), en la Ciudad de México, por ser además un centro de distribución; en Cancún, por su actividad turística y elevado consumo de pescado, y Mazatlán, el puerto pesquero más importante del país.