La presidencia municipal de Pachuca, que encabeza la alcaldesa Yolanda Tellería, promueve un nuevo y atractivo recorrido denominado “Ruta Arqueológica Minera”, que comprende 35 espectaculares lugares al norte de Pachuca, que constituyen parte del atractivo turístico de la ciudad y son los sitios que contienen mucha de la historia minera, en la zona fundacional de la capital hidalguense.
Al respecto, el arquitecto Miguel Dionisio Lazcano Benítez, coordinador de la Ruta Arqueológica Minera del municipio de Pachuca, explicó que la ruta comprende las zonas de Camelia, San Miguel El Cerezo, El Bordo, El Arbolito, San Clemente, La Nueva Estrella y La Palma, que son los barrios fundacionales de Pachuca.
Los barrios fundacionales componen en el Antiguo Distrito Minero de Pachuca, que incluye el Centro Histórico, con dos polígonos, uno de ellos los barrios mineros que vienen siendo una herencia industrial de la minería.
“El proyecto general es la integración de los tres entes urbanos: el Centro Histórico, los Barrios Altos y los Barrios Rurales del norte de Pachuca”.
Así que se dispusieron cuatro programas: el programa urbano territorial, el programa patrimonial, el programa económico y el social.
El que más han impulsado es el programa económico, con el desarrollo turístico y el desarrollo económico local y del capital humano.
El programa social incluye la participación comunitaria, para construir con las comunidades diferentes programas de ordenamiento territorial, con un proyecto ambicioso que pretende involucrarlos.
Pero primero se trabaja en la divulgación cultural para encontrar todos los vestigios y crear un itinerario cultural que significa salir del Reloj de Pachuca, subir por la mina de Loreto y llegar al Barrio de Camelia y bajar a la Mina El Paraíso, espacio que aún opera con ocho trabajadores que bajan al fundo minero, pero esta vez para extraer agua que se surte a Caasim.
De El Paraíso parte un camino que lleva a un espectacular acueducto con el que cuenta Pachuca, el cual es una obra de ingeniería del periodo virreinal que pocos pachuqueños conocen.
El espectacular acueducto data de 1608, que llevaba agua a tres fuentes públicas en la Ciudad de Pachuca, en el barrio La Españita, Plaza Constitución y en el Convento de San Francisco, construido por Martín Virves, a petición del virrey Enriquez, con una influenza romana muy importante, al tener arcos de medio punto, una cantera labrada en la entrada principal y los 9 vanos superiores, que fueron construidos para que el acueducto soporte la inercia del viento.
Además hay un túnel, que es un acueducto en sí, que permitía llevar el agua a Pachuca, así se tapaban las cañadas, pero se protegía el río para abastecer a la ciudad sin contaminar el agua y creando en la parte superior, una infraestructura de energía hidráulica para el beneficio de patio.
Estas minas dieron nombre a los barrios que ahora están a sus alrededores, como Camelia, que es un predio de edificios en ruinas, los cuales datan de 1901 y 1903, los cuales el ayuntamiento está en busca de poder lograrlos en comodato para realizar una restauración, que costaría cerca de 22 millones de pesos, además de que se trabaja con los vecinos para que preserven este lugar y no lo destruyan, pues son edificios que son una mezcla de construcción americana y británica, donde había una crujía y la casa del malacate, una horca de acero para bajar al tiro minero, donde también había maquinaría a vapor con chimeneas de herencia inglesa.
Estos edificios industriales son el equivalente a las naves industriales actuales, pero los de Camelia son edificios industriales de una rara calidad arquitectónica, con ventanas de medio punto y enmarcamientos de tabique y claves de cantera, además de que se aprecia la evolución de los edificios que acompañaron la evolución de la tecnología de extracción minera.
Lazcano destacó que Pachuca es el distrito minero con espacios arquitectónicos que definen las diferentes etapas, como la etapa virreinal, como San Buenaventura, la etapa mexicana que comprendió la nacionalización y el tránsito de máquinas de vapor a maquinas eléctricas en Camelia, y la etapa norteamericana, que se aprecia en la mina El Paraíso.
Camelia dejó de funcionar en la primera mitad del siglo pasado, pues en esa zona las minas quedaron inutilizadas por inundaciones, entre 1947 y 1950 dejó de operar.
Lamentablemente, estas instalaciones comenzaron a ser saqueadas por los lugareños, además de que la compañía minera también desconoce el valor cultural del sitio y lo deja deteriorarse, por lo que con ellos se hace un trabajo para que conozcan el valor del lugar, de los edificios y del potencial que preservarlos tiene en su beneficio, pues a esta mina han acudido investigadores internacionales, como colombianos y japoneses, para conocer esta ruta arqueológica minera.