La película Gángster americano del director Ridley Scott es una dramatización de la vida criminal de Frank Lucas, un gángster que luego de servir como chofer de otro líder mafioso en los años 60’s, heredó el negocio y el territorio para operar el tráfico de heroína en el popular barrio de Harlem, en Nueva York. La figura de Frank Lucas (quien por cierto falleció a los 88 años en este año) fue bastante controversial. Una de las ideas centrales del discurso oficial en los Estados Unidos, es que en el territorio estadounidense no operan grandes organizaciones del narcotráfico. Lucas desmintió esta premisa oficial al confesar que traficaba heroína procedente del “triángulo dorado” ¡usando aviones militares que provenían directamente de Viet Nam!.

Esta versión nunca ha sido admitida por el ejército estadounidense, aunque la película deja entrever esa posibilidad. Filmada en 2007, la película mezcla algunas notas verídicas que son realmente reveladoras. Luego de operar desde finales de los años 60’s y hasta su arresto en 1975, la organización criminal de Lucas logró corromper a una gran cantidad de policías antinarcóticos en Nueva York en un caso sin precedentes. Algunos de los policías encargados de “proteger y servir” se pusieron al servicio de la mafia.

En esta semana el conocido diario estadounidense The Wall Street Journal publicó una nota que pasó inadvertida:

“Las autoridades de los Estados Unidos han incautado un gran barco de contenedores operado por Mediterranean Shipping Co., con sede en Suiza, tres semanas después de que las autoridades de aduanas encontraron 20 toneladas de cocaína en el barco” .

 El MSC Gayane, que es propiedad de J.P. Morgan Asset Management y está fletado a MSC, el segundo mayor operador de buques de contenedores del mundo por capacidad, está «sujeto a posible decomiso», dijo el abogado estadounidense William McSwain en un comunicado.

 “Históricamente, los barcos involucrados en actividades delictivas son más viejos y golpeados», dijo Basil Karatzas, director ejecutivo de Karatzas Marine Advisors & Co., con sede en Nueva York. «Es extraño que un barco tan moderno y caro esté involucrado en tan descarado caso criminal, como mover 20 toneladas de cocaína «.

La regulación marítima global no requiere que los transportistas marítimos verifiquen el contenido de todos los contenedores que mueven, ya que esto podría provocar “largos retrasos en las cadenas de suministro.” Las comillas son contribución mía.

Se trata de un enorme barco de carga, construido en 2018 y perteneciente a uno de los 10 bancos más grandes de los Estados Unidos (J.P. Morgan) que además es una calificadora a nivel mundial. Por cierto que recientemente la todopoderosa calificadora J.P. Morgan consideró “decepcionantes” las acciones del gobierno del Presidente López Obrador sobre el rescate de Petróleos Mexicanos. A través de un comunicado, la calificadora subrayó: primero, ¿El gobierno entiende la gravedad del problema? y segundo, ¿Tiene disposición para responder apropiadamente?, erigiéndose a sí mismos en jueces inflexibles.

No entiendo cómo es que los miembros de la tripulación de un moderno barco mercante (provisto de lo más avanzado en tecnología y medidas de seguridad) ¡no pudieron detectar el ingreso al mismo de 20 toneladas de cocaína!. Podríamos preguntar a los ejecutivos de J.P. Morgan: primero, ¿Su compañía entiende la gravedad del problema? y segundo, ¿Tienen disposición para responder apropiadamente?

 

 

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