Aclaración: Columna autoría del periodista Arturo Cruz Flores

 

Antes de empezar mi entrega de esta columna en este espacio, agradezco siempre la atención de esta casa editorial para escribir mis columnas y propuestas editoriales, usted amable lector recibirá esta columna donde analizamos diferentes fenómenos socio culturales que engloban a la creación sonora y musical, así como en las diferentes disciplinas artística, difundiendo el oficio de los creadores hidalguenses, y del país.

Me costó un poco de trabajo seleccionar mi tema de apertura en esta columna que por cierto llevará el nombre del Escenario Escarlata, así podrá usted encontrarme y podrá usted leerme.

Y le comentaba que me costó un poco la selección del tema y finalmente opté por el tema del rock progresivo mexicano contemporáneo. ¿Ha escuchado usted este género?, le conoce, es una de las variantes del rock, que se desarrolla en lugares como Italia, Francia, en esa zona geográfica, donde la virtud se convirtió en uno de los elementos principales que integran esta vena sonora que tanto disfrutamos muchos melómanos.

El rock en México desde la época de los años sesenta, vivió una temporada complicada casi, casi había sido satanizado por las autoridades, complicando todo, su desarrollo, su evolución natural, y como todos sabemos el desarrollo de lo que llevó el festival de Rock y Ruedas de Avándaro que fue épico, cuando las bandas de este género mostraron su poderío e influencia sobre los jóvenes.

Esto sin duda causó mayor temor en quienes gobernaban el país en aquel entonces, que no era nada sencillo reunirse y crear música.

En esa época entonces surgieron proyectos de música que rompían lineamientos, rompían clichés, rompían lo convencional, y se inspiraban en la vanguardia sonora que se apreciaba desde el viejo continente europeo, es cuando surgen proyectos conocidos ahora como Tarros de Mostaza, y Kaleidoscope.

Tras estos proyectos se dejaron caer, bandas como La Revolución de Emiliano Zapata, Bandido, Náhuatl, y los entonces Three Souls In My Mind, quienes posteriormente se llamarían El Tri.

Vale hacer mención que algunos historiadores indican que estos, no eran aún discos de rock progresivo, si se considera la primera pauta del género, lanzado en Inglaterra en 1968 con la agrupación King Crimnson, In the Court of the Crimson King.

Recuerde usted que todos los géneros sonoros atraviesan un proceso de evolución, y en esta situación los discos que mencioné párrafos arriba eran a penas un atisbo de todo lo que vendría.

En México fue hasta el año de 1980, cuando dos discos de este género ya son considerados como tal, y fueron desarrollados a través de la creatividad de los músicos de las bandas integrantes de Chac Mool y Decibel.

El primero desarrolló un progresivo muy flexible que permitió que la diversidad de gustos abrazara las piezas que integraron su primer disco, Nadie en Especial. En cambio, Decibel, con su disco El Poeta del Ruido, generó un rock más apegado a los cánones del Avant-Prog, del que se dieron el gusto de escucharlo los oídos más vanguardistas.

La próxima semana le espero apreciable lector en el Escenario Escarlata, tenga hasta entonces usted exquisitas experiencias musicales.