Durante la pasada semana y parte de esta ha sido noticia, bastante desagradable y no menos difícil de aceptar, el homicidio de Fátima, con una edad de 7 años.
En la colaboración anterior comentamos sobre el proceso que se debe seguir para confirmar o procesar a alguien por el delito de feminicidio y que, de acuerdo al Código Penal Federal, debe cumplir con siete condiciones o contextos: 1. Que haya signos de violencia sexual, lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes; 2. Antecedentes de violencia en el ámbito familiar; 3. Exista relación sentimental, afectiva o de confianza entre la víctima y el victimario; 4. Concurran amenazas; 5. Acoso o lesiones relacionadas con el hecho delictuoso; 6. Incomunicación de la víctima y 7. Que se haya exhibido el cuerpo de la víctima en lugar público. De no encontrarse estas condiciones, el delito se considera como homicidio.
Ahora, algunos números: Nos comparte la ONU que se dieron 87 mil mujeres y niñas asesinadas, anualmente. De esos, en nuestro país son 10 casos por día.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) acepta que hay un incremento en los indicadores de violencia contra las mujeres del orden del 137 por ciento en los últimos cinco años.
Ante los hechos, las expresiones van en el sentido de cuestionar ¿qué va a hacer el gobierno? ¿Por qué el incremento en este delito? Y me parece que debemos preguntarnos ¿Qué voy a hacer ante este delito?
En el caso del gobierno, Forbes México del 17 febrero de este año informa que, para Víctor Rogelio Caballero Sierra, presidente del Colectivo Aequus, especialista en Derecho Constitucional y Amparo, las confusiones y los vacíos de los sistemas judiciales en México propician que los asesinatos de cientos de mujeres no sean procesados o, en su caso, sentenciados con una pena vitalicia por feminicidios, es decir, son los llamados vacíos legales. A esto habría que añadir que en algunos estados son más requisitos que en otros, lo que dificulta más el proceso y, por último, las leyes en la materia y el Código Penal en México cuentan con un párrafo último identificado como “el candado del patriarcado”, que posibilita al juez interpretar los hechos y decidir de acuerdo a su arbitrio.
Por otra parte, y en relación a lo que nos toca hacer, es necesario que aprendamos a identificar el perfil de nuestros niños, desde pequeños. En particular para enseñar a las niñas, que luego serán jovencitas, a tener reservas y cuidado de algunos rasgos que identifican a los feminicidas, cuyo primer paso es el desprecio hacia las mujeres por el solo hecho de ser mujeres, son los hombres misóginos.
Los niños agresivos, serán los hombres o mujeres, con violencia dentro de sí, que se va incubando por razones tan simples como no respetarles su gusto por la ropa o la comida, o la privación de horas de libertad, para ir a jugar con sus compañeritos. Ejemplo cotidiano es el identificado como “bullying” (acoso, maltrato) que se da tanto en hombres como mujeres.
Es indispensable que nos informemos sobre los rasgos que van constituyendo el perfil de los feminicidas de manera que, como sociedad, aportemos nuestro apoyo a eliminar esta conducta que solo trae dolor, incluso, genera violencia, en la percepción de que el Gobierno no hace bien su trabajo. Pues vamos a ayudarle.
Nota: Recomiendo la lectura del Artículo de Ana María Ancona Teigell, en el medio ¡Por Esto!, del 3 de junio del 2019