Artesana de popotillo avecindada en Epazoyucan, en la mera cabecera municipal, cerca del Tuzoofari, Mónica Ortiz Castañeda, junto con su hermana María Luisa Ortiz Castañeda, trabaja desde hace más de 35 años realizando artesanías con este material, que no es tan fácil de conseguir, pues se da cerca de zonas volcánicas.

Mónica comparte que junto con su hermana María Luisa, aprendieron de su papá el oficio de hacer artesanías con popotillo desde los 12 años de edad, “mi papá fue nuestro maestro”.
Explicó que el popotillo es una especie de pasto que se da de forma silvestre en el campo, que por lo regular se da en las faldas de los volcanes, “porque no es cualquier popotillo, debe de ser del cambray pero del fino”.

Indicó que este material que ocupan lleva un proceso en cuanto al entintado, ya que su color natural es cremita, por lo que para entintarlo, lo realizan con un proceso a base de anilinas concentradas, y se deja un tiempo para que se afiance bien el color, “y ya después se lava bien con agua fría para quitar todo el diluido del color que quede y se pone a secar al sol”.
Una vez secado, el popotillo ya se puede ocupar en las piezas, ocupando cera de Campeche para pegarlo en cualquier tipo de papel, “se hace un dibujo, ya sea un tenango, un paisaje, un tema religioso, cualquier tipo de diseño”.

“Manejamos cuadros, manejamos para platones, espejos, separador, alhajeros, cuchareros, servilleteros, nuestro trabajo es muy amplio y se puede plasmar cualquier tipo de figura, ya sea decoración o utilitaria”.

Su papá desde hace más de 40 años comenzó con este trabajo, mismo que elaboran en el estado de Hidalgo, desde el municipio de Epazoyucan, el cual tienen a la venta en tiendas de artesanías, como la tienda de El Reloj Monumental, que está en la planta baja del monumento, en las tiendas Hidarte, Somos Hidalgo, al igual que en tiendas que se encuentran en Las Pirámides e incluso en tiendas particulares.

Mónica comenta que este gusto lo aprendieron ella y su hermana María Luisa desde los 12 años, y empezaron a practicar y a practicar el corte, porque sí es una técnica difícil, “tienes que aprender a calibrar la medida con tentar la pura pieza del popotillo, para que vaya a un solo nivel, y hay que saberlo trabajar, ya sea en escalera, que es como ir pegando tabiques, para que vaya agarrando la difuminación del color”.

Indica que con sus artesanías han participado en concursos, como en la Feria del Caballo, entre otras internacionales, pero de las obras que más le satisfacen, “es un tema muy hermoso del pintor Jesús Helguera, que se llama El Regalo o El Rebozo, es un tema mexicano, es una cocina de piedra, trae su altar a la Virgen, la señora echando sus memelas, el señor llegando con su traje de manta, tiene su rebozo en la mano y por eso se llama El Regalo o El Rebozo.

Es de los temas más hermosos y de los que más hemos vendido, yo creo que alrededor de unas 200 piezas, es un tema muy bonito que sí tiene mucha aceptación”.
Aunque ambas hermanas nacieron en el vecino estado de México, llevan más de 18 años radicando en Epazoyucan, pues de este municipio es su papá, “aquí compramos terreno y nos vinimos a vivir aquí, prácticamente ya somos más de aquí que de otro lado”.

Comenta que encontrar el popotillo no es tarea fácil, pues crece en zonas volcánicas, y aunque lo han buscado en Epazoyucan, en la zona del Nopalillo, el que han encontrado no les sirve, y tampoco han encontrado en las inmediaciones del Tecajete, “Puebla es un lugar donde se consigue o hasta Querétaro”.
Indica que incluso han dado clases de artesanía en popotillo, gracias al programa de Hidarte, que se llama “Un artesano en tu escuela”, “ahí participamos y hemos impartido clases con los chicos para hacer piezas pequeñas, y sí logramos que los elaboren.

La técnica es muy bonito y sí los atrapa a los niños, les gusta y como ven que su pieza realizada se las entregamos ya bien, decorada y todo, es algo satisfactorio para nosotros, porque ellos empiezan también a valorar un poquito más el trabajo del artesano. Cuando ellos lo empiezan a hacer, te dicen: ‘que bonito es maestra, pero qué difícil es también hacerlo’”.
Mónica Ortiz comparte que todo el tiempo están en su taller, y tengan o no pedido, están con las manos ocupadas, “no las podemos tener quietas, hay que aprovechar el tiempo”.
Sus piezas pueden ir desde un separador de libros, de 25 pesos, un espejo de bolsillo de 35 pesos, alhajeros de 50 hasta un trabajo de un calendario azteca de 52 x 52 que puede tener un costo de 4 mil 500 pesos, “manejamos todo tipo de motivos”, mismos que por cita, pueden ser apreciados en Epazoyucan.