En caso de que el 18 de octubre efectivamente se lleven a cabo las votaciones para elegir alcaldes en Hidalgo, en el marco de las campañas políticas se tendrán que poner en práctica nuevas estrategias y formas de atraer al electorado, de transmitir las plataformas políticas de cada organismo y de establecer contacto con la población.

Las llamadas campañas de tierra tendrán que ser descartadas o reinventadas y el toque de puertas tal vez puede correr el riesgo de ser suprimido.

A propósito de las limitantes para salir a la calle si la gente no tiene la necesidad imperante de hacerlo habría que pensar si los espectaculares tendrán el mismo alcance alcance que en otras épocas han logrado o si será oportuno repartir de mano en mano volantes u otros impresos y objetos, con el riesgo que implique para los integrantes de los diferentes equipos de campaña y la gente que los reciba.

Las redes sociales, los portales web y los medios electrónicos, así como el perifoneo se consideran los instrumentos más adecuados para el uso de los partidos y aspirantes a hacerse de una alcaldía y exponer por medio de estos sus propuestas, posicionarse y lanzar (por qué no) los ataques correspondientes.

En ese caso la pregunta es cómo alcanzar por medio de las tecnologías de información a los cientos de personas que viven lejos de esa realidad porque carecen de la conectividad necesaria.

Así como la pandemia del Covid 19 ha impuesto que dé un giro la forma de impartir la educación en todos los niveles, también ha implicado admitir que los empleados trabajen en casa, que los negocios se apoyen en las tecnologías de la información para difundir y atender a su clientela con el servicio a domicilio e, incluso, que las relaciones familiares, de amistad, de trabajo o de tipo amoroso se apoyen de manera más intensa en plataformas virtuales y las redes sociales.

Si los partidos y candidatos tendrán que idear, de la mano de los estrategas en esos menesteres, nuevas formas de acercamiento y contacto electoral, el INE y sus simulares en los estados, así como los congresos locales y los órganos fiscalizadores deberá de vigilar de manera más rigurosa la recepción del financiamiento de campañas para evitar que después se ventilen en “la plaza pública” televisiva, radial o informática las medidas puestas en práctica para obtener aportaciones económicas que apuntalen las acciones de proselitismo político y preconfiguren el triunfo electoral de las y los candidatos.

Llegar a los señalamientos que han hecho Emilio Lozoya de que desde el ex presidente de la República hasta sus cercanos colaboradores negociaron la con Odebrecht la recepción de recursos millonarios a cambio de facilidades para hacer negocios o la exhibición de los videos que presentan al hermano del Jefe del Ejecutivo federal recibiendo paquetes con varios miles de pesos para sufragar campañas políticas.

Por tanto se precisa de protocolos más rígidos que eviten episodios como los descritos, porque de seguir siendo las cosas como han sido los grupos de poder continuarán utilizando a las campañas políticas como instrumentos para lavar recursos de procedencia ilegal, oscura o contaminada por el tufillo de la droga, del huachicol o la trata de personas.

Si la nueva normalidad va en serio, pues a aplicarla en todos los ámbitos de la vida pública, social, política, económica, religiosa, científica y educativa del país.
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