Alejandro Moreno*

Parecería innecesario insistir que México vive momentos de emergencia que exigen que todos los esfuerzos gubernamentales se aboquen a la atención inmediata de la grave crisis médica que sufre la sociedad, ocasionada por la pandemia del Covid-19, así como la ineludible crisis económica que se ha venido gestando desde el 1 de diciembre de 2018.

No obstante, las prioridades del gobierno de Morena van en la dirección contraria a las necesidades de la gente: construir una refinería, un tren y un aeropuerto en lugar de hospitales y unidades de respuesta inmediata para contagiados.

Lo acontecido desde marzo de 2020 nos permite constatar que la situación de emergencia ha sido aprovechada para procesar de emergencia y con celeridad asuntos que nada tienen que ver con la emergencia y sí con un intento evidente por debilitar a las instituciones públicas, centrar el ejercicio del gasto y despedir a miles de servidores públicos, entre ellos médicos, enfermeras y enfermeros.

El gobierno de Morena tuvo muchos meses para prepararse y hacer frente al momento límite que hoy se sufre en hospitales de diversos puntos de la República Mexicana, pero desaprovechó el tiempo negando la gravedad del problema y asumiendo como destino ineludible la muerte de miles de mexicanos.

A 10 meses de iniciada la pandemia del Covid-19, el personal médico del sector público sigue careciendo de insumos y equipo mínimo necesario para atender a la población, así como de protocolos de actuación que salvaguarden su integridad y eviten más contagios.

Al sector salud no solo no se le destinaron más recursos el año pasado, sino que incluso presentó un subejercicio de 12 mil millones de pesos; es decir, ni siquiera se gastó lo que tenía aprobado para el pasado ejercicio fiscal, lo cual, de confirmarse, resultaría criminal pues significó la perdida de miles de vidas.

Es innegable que 2020 fue un año catastrófico para millones de familias sacudidas por la enfermedad, la precariedad, el desempleo y la desesperanza. Y en este 2021 no hemos cambiado de dirección, pues seguimos enfilándonos al abismo laboral sin que el gobierno de Morena reaccione, sustituya sus políticas y acciones por unas que sí sirvan y prevenga el desempleo.

Como si México no estuviera sufriendo, desde el gobierno federal se habla de la desaparición de órganos autónomos, de asilos políticos y se ataca a las universidades públicas. Gobernar implica responsabilidad y oportunidad en la actuación, no cortinas de huma ni disparates.

Por el bien de todas y todos, es urgente que el gobierno de Morena reencauce suficientes recursos públicos para la atención de la salud de la población, que es lo más importante e insustituible.

El año pasado desaparecieron fideicomisos y fondos sin que hasta el momento se haya informado el destino de esos millonarios recursos.

México está padeciendo un gobierno rico con un pueblo cada vez más pobre y enfermo.

La austeridad que enarbola Morena es homicida porque se refleja en hospitales sin equipo, sin ambulancias, sin personal y sin los requerimientos básicos de salubridad; en la desaparición de comedores comunitarios; en la extinción de la ayuda que el gobierno debe prestar ante desastres naturales; en el incremento de la violencia contra las mujeres, las y los niños y la juventud ante la desaparición de órganos públicos abocados a su atención y en decenas de políticas públicas que han sido borradas del mapa gubernamental.

México se aproxima al abismo y es empujado por Morena. ¡Pongámosle un freno a la irresponsabilidad!

*Presidente Nacional del PRI