Por: Rodrigo Peña Duarte
Qué gusto poder saludarlos, en esta segunda edición de mi columna que el periódico Síntesis publica para todos sus lectores.
¿Cuántos de nosotros hemos sufridos los estragos de esta pandemia de manera directa o indirecta?
En lo particular yo sí y de forma directa, ya que pasé por esta enfermedad en diciembre del año pasado. Fueron más de 15 días resguardado en mi hogar, sin contacto con personas y sin salir a ningún espacio público, fue una temporada muy difícil de verdad; pero que, con muchos cuidados y tratamiento médico pude salir adelante, a veces solo necesitamos paciencia y fuerza de voluntad para ayudarnos a mejorar y es que pareciera que esta enfermedad consume todas nuestras energías.
Quizá no a muchos les suene extraño, cada quien tiene su historia que contar, en el mejor de los casos, únicamente contrajeron la enfermedad y no sufrieron en el proceso, pero es claro que no todos tenemos la misma fortuna, ya que no todos corrimos con la suerte de ser asintomáticos.
Cada vez el temor es más grande, porque no sólo corre peligro nuestra vida, sino también el de las personas que queremos, ya que en el caso de no presentar ningún síntoma, no tenemos previo aviso de que somos portadores de esta enfermedad y por ende no conocemos cual podría ser el desenlace y así poder evitar contagiar a los demás.
El contacto físico entre personas amadas actualmente no es viable, ahora las video llamadas y las plataformas digitales es lo que nos mantienen cerca pero a la distancia de las personas que llevamos en nuestro corazón, es claro que esta condición es nueva y muy difícil para podernos adaptar pero por ahora es la manera más segura para mantenernos sanos desde nuestro hogar.
Tan solo en Hidalgo y basándonos en cifras oficiales al 12 de febrero, acumuló 33 mil 213 casos de COVID19, 5 ml 165 casos de pacientes recuperados y 5 mil 21 defunciones, de acuerdo a la información del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos de la Secretaría de Salud.
¿Cuántas vidas, empleos y cuántos momentos felices de nuestra existencia no arrebató está enfermedad?
Las cantidades son incalculables, pero si es claro que perdimos tantos momentos en familia que pudimos disfrutar, días de campo, días en el cine, días de una buena comida acompañado de las personas que amamos, aunado a ello viene lo más doloroso, las perdidas de familiares, amigos e incluso compañeros que no resistieron la enfermedad, así como también perdimos fuentes de trabajo e ingresos importantes que nos ayudaban a salir adelante para darles una mejor calidad de vida a nuestros seres queridos.
Es evidente que tales cifras de contagio no corresponden a la mayoría de la población acate las medidas de seguridad realizadas por las instituciones pertinentes en el asunto y es que pareciera que no comprendemos la magnitud del problema; el pasado 8 de febrero se reabrieron comercios y cadenas comerciales, pudimos observar que todos estos lugares se encontraban llenos y no porque fueran productos muy necesarios para las familias, sino porque simplemente son atractivos para ver o visitar.
Se puede llegar a comprender a las personas que tienen la necesidad de salir a laborar, pues de ello depende el poder comer y vivir día a día, pero es incomprensible aquellas que siguen saliendo, conviven con más personas y no respetan las medidas de salubridad, por ellas muchas personas más cada día son contagiadas, recordemos que no todos presentan síntomas que nos avisen que estamos en peligro exponencial, puesto que algunos casos son asintomáticos y esto no nos permite detectarlos.
El problema no radica de manera directa en el sector salud y sus decisiones, sino más bien, depende del desacato de la sociedad para tratar de combatir este virus, aunado a ello las pocas medidas de higiene y la desinformación no permite que percibamos el problema de raíz, basta con ver cuantas muertes ha reclamado este virus, basta con ver cuántas familias perdieron a uno de los suyos, basta con ver que el propio sistema de salud colapso por momentos donde la necedad pudo más que la seguridad.
Cuando nosotros como mexicanos comprendamos que este problema es serio, que más vale estar seguro y no salir de nuestro hogar, sino tenemos un motivo real y sustentado, estos niveles de contagio no disminuirán, las muertes irán en aumento, la felicidad se convertirá en tristeza y todo lo que vivimos con amor se ira desvaneciendo poco a poco de nuestros recuerdos.
Me despido esperando sus comentarios e inquietudes, te pido que me hables con franqueza a través de mis redes sociales.
¡Hasta la próxima!
FB: Rodrigo Peña Duarte
Tw: @Rodrigopd10