La entrevista virtual entre los presidentes de México y de Estados Unidos de este lunes 1 de marzo podría considerarse equivalente a una visita de trabajo presencial, y abrió de manera oficial la relación entre Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, después del primer round de conocimiento que constituyó la llamada telefónica del pasado 22 de enero.

El resultado no parece ser positivo para la #4T, si revisamos la declaración que emitió la Casa Blanca y en la cual predomina el punto de vista del entrante mandatario estadunidense.

El documento abre con los temas de migración y del desarrollo de la frontera sur mexicana y los países del Triángulo Norte centroamericano, pero no cita una versión siglo XXI del Programa Bracero de la centuria pasada, ni menciona una cantidad específica para ese desarrollo.

También figura el compromiso de trabajar juntos para combatir la pandemia de Covid-19, pero no habla del tema vacunas, y de manera general, señala la exploración de áreas de cooperación sobre cambio climático, asunto alejado del foco del actual gobierno mexicano, pero en cambio sí subraya la importancia de combatir la corrupción, asunto central de la #4T, pero agrega el de la seguridad, donde parece que los caminos de ambos países se bifurcan.

Positivo en cambio es el acercamiento hacia el rubro de migración, ya que se recoge la perspectiva de la actual administración mexicana, pero sin hablar de un acuerdo específico. No es el lugar para hacerlo una declaración como la que se comenta, dirán los expertos, pero el lenguaje parece ser un poco vago y general.

También se retoma la visión de atacar las raíces que generan la migración, lo que ha estado en el ánimo de la Administración Biden y antes también de la Administración Trump, pero sigue faltando concreción, así como la incorporación de las naciones centroamericanas.

El punto de la cooperación en cambio climático parece perfilarse como una fuente futura de conflictos. Se reconoce en la declaración la importancia de tener control sobre las sustancias contaminantes, pero un día después el Congreso mexicano aprobaba cambios legales cuestionados por dar marcha atrás a las energías limpias.

Por lo pronto el punto más urgente para México parece haber quedado en el aire, si adoptamos una visión optimista, o haber registrado un rotundo rechazo si somos pesimistas.

El presidente Biden no hizo ningún compromiso ni fijó algún cronograma para compartir vacunas, dijo el medio día de este martes 2 la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, al contestar sobre qué compromiso se había adquirido con el mandatario mexicano en ese asunto.

El interés de Biden es asegurarse que el pueblo estadunidense esté vacunado, agregó la funcionaria, y aunque reconoció que existen suficientes vacunas, explicó que no se puede prescindir de ninguna dosis pues se ignora el impacto sobre los menores de edad y los efectos de las nuevas cepas. A veces no hace falta decir no para dar una clara negativa.

Más tarde el propio Biden precisó que la meta de contar con suficientes vacunas para los adultos estadunidenses hacia fines de junio, se acortó y ahora será mayo cuando se tengan las dosis necesarias.

En materia de vacunación, también presumió logros: de las cien millones de vacunas que prometió aplicar en los primeros 100 días de su gestión, ya han sido aplicadas la mitad de esa cifra.

Desde cualquier punto de vista es natural que un país decida en este tema dar prioridad a su población. Y para que esto funcione tendría que tomas medidas que lo volverían un enclave, un feudo. ¿Sucederá eso con Estados Unidos? Parece improbable, de tal manera que el éxito de las cifras se verá mermado por la realidad.

Ambos gobiernos delinearon caminos paralelos con perspectivas que nos dicen que si se encuentran esos caminos, sería para chocar. Tal situación, en estos momentos, dejaría más dañado a México. Habrá que seguir observando los pasos de ambos mandatarios.

De salida: La inédita tormenta invernal que tiró el sistema eléctrico de Texas y afectó a entidades estadunidenses vecinas y al norte de México, fue posible porque ese estado opera un sistema que no está conectado con otros, en una autarquía sui géneris. Ahora ha ordenado que ya no sea obligatorio el cubrebocas ni otras medidas anti Covid. Es posible que las semanas entrantes veamos las consecuencias negativas. Y no olvidar que Texas es fronterizo con México.

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