Raúl García Gutiérrez

“Me canso ganso”. “Mi pecho no es bodega”. “Yo tengo otros datos”. “Nos se puede vencer a quien no sabe rendirse”. “Abrazos, no balazos”. Las anteriores y muchas más frases han caracterizado el discurso del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Un personaje que trae consigo una lucha de oposición a los gobiernos neoliberales, principalmente. Deja el PRI, como parte de la “corriente democratizadora” al interior de ese partido y es parte del grupo fundador del PRD. Mientras fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal se le sujetó a un proceso de desafuero, a fin de sacarlo de las boletas electorales de 2006.

Posteriormente abandona el PRD y funda la asociación civil Movimiento de Regeneración Nacional, a fin de impulsar su candidatura presidencial en 2012, en donde Enrique Peña Nieto resultó electo Presidente.

Con MORENA y otros partidos aliados, logra la victoria en los comicios de 2018, con más de 30 millones de votos, emitidos por la gente que ansiaba la salida de los partidos de siempre, junto con sus cínicos actos de corrupción, clientelismo y negocios al amparo del poder público.

La vida de la nación no ha sido fácil desde el 1 de diciembre de 2018. Todos los grupos políticos, organizaciones de la “sociedad civil”, empresarios e intelectuales “orgánicos” que se han visto afectados por las nuevas directrices del gobierno no lo han dejado gobernar con tranquilidad.

Con “cartas abiertas”, amparos contra toda acción gubernamental, televisión, radio y la mayoría de la prensa escrita, el acoso es diario y constante. Las “fake news” o noticias falsas que son difundidas por estos grupos, ahora opositores, nos colocan entre los 3 países líderes en este penoso rubro.

Que cómo habla, que si trae los zapatos sucios, que no habla inglés, que si su hijo trae el pelo teñido, que si le gusta el béisbol, que si su hermano es corrupto, que no está a la altura de Trump, Biden o Putin. La oposición parece estar en contra de todo y a favor de nada.

La compañía global de inteligencia Morning Consult acaba de dar a conocer una encuesta entre trece jefes de estado, entre ellos Joe Biden, de Estados Unidos, Boris Johnson, de Reino Unido y Emmanuel Macron, de Francia y, el nacido en Macuspana, Tabasco se ubica en el primer lugar, con un 60% de aprobación, superando al popular Primer Ministro de la India, Nadendra Modi, quien bajó al segundo lugar.

En los años que llevo siendo consciente de la forma en que se comportan nuestros gobernantes, como pueblo de a pie, hasta hoy no ha habido un presidente que se preocupe por las clases obreras y campesinas, que lleve a cabo acciones tangibles a favor de los adultos mayores, por los jóvenes – antes llamados, de forma despreciativa, “ninis” – que no son el futuro del país, son el presente.

Obras tan importantes como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el Corredor Transístmico, se están llevando a cabo sin pedir un solo peso de deuda externa

El rescate de tantos hospitales que administraciones pasadas dejaron en obra negra o sin equipamiento, se rehabilitaron y convirtieron en áreas de atención a enfermos de Covid-19.

La contratación de miles de médicos y personal sanitario para atender la peor emergencia de salud que ha enfrentado México y el mundo.

Muchos mencionan que vamos muy lentos en la vacunación anticovid, pregúntenle a Japón, que a muy poco tiempo de la celebración de los Juegos Olímpicos, tiene al 3% de su población vacunada.

Y así, como muchos mencionan en Twitterland, nos tocó el mejor Presidente en el peor momento de la vida nacional. Si bien, no es un gobierno perfecto, al menos se ha establecido una diferencia muy clara entre gobernar “para los cuates” y gobernar con humanismo.

Los amigos tricolores, azules, amarillos y naranjas te piden tu voto diciendo que les preocupas, que ahora sí te van a ayudar, que van a mejorar a México. ¿Por qué no lo hicieron en más de 80 años que se alternaron el poder? ¿Ya se volvieron buenos?
Los leo con gusto, compartan sus Historias de lo Cotidiano.
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