Un sinfín de veces el presidente Andrés Manuel López Obrador ha argumentado que es absurdo, osado e incluso insolente pensar en la reelección y así continuar siendo el primer mandatario de México.

Es cierto que para lograr un cambio se requiere que éste sea generacional y no solo sexenal y algunos de sus más cercanos colaboradores y seguidores convencidos en la cuarta transformación reiteran que cabe la posibilidad de la reelección; después de todo AMLO lo merece todo, sus seguidores lo dejan de manifiesto reiteradas ocasiones, incluso convertirse en un mandatario reelegido.
Pero… ¿Qué argumenta López Obrador?

“Yo termino mi mandato, que por cierto, la gente no sabe que voy a tener dos meses menos que los otros presidentes, porque no voy a terminar a finales de noviembre, voy a terminar a finales de septiembre, o sea, son dos meses menos que los otros presidentes, pero si así lo decide la naturaleza, el Creador, el pueblo, es hasta ese día nada más y me jubilo, me retiro por completo de la actividad pública, de la actividad política.

Me voy a Palenque a escribir, eso sí, voy a escribir un libro, que me va a llevar tiempo, sobre el pensamiento conservador, porque tengo que tener (sic) una ocupación. Y también les adelanto de que voy a vivir de mi pensión del Issste y también ya me va a corresponder lo de la pensión de adulto mayor, pero nada absolutamente de política”.

¿Qué tan cierto será?, ¿Acaso solo es retórica y discurso? ¿Cumplirá?

Un episodio histórico se agolpa en mi cabeza porque deja de manifiesto definitivamente la condición humana que tras probar lo que significa el poder no desiste en seguir reteniéndolo por más tiempo y es justo lo que podría acontecer con AMLO.

La entrevista concedida por el presidente Porfirio Díaz al periodista estadounidense James Creelman, publicada en marzo de 1908, fue el parteaguas que detonó la efervescencia política con miras a las elecciones de 1910. Publicada en el número de marzo de 1908, de la revista Pearson’s, bajo el título «Presidente Díaz, héroe de las Américas», la entrevista con Creelman ocupó 47 páginas de la edición y fue reproducida en México, en primera instancia y sólo en fragmentos por El Imparcial del 03 de marzo y en los editoriales de La Iberia, El Diario del Hogar y La Patria de México de los días siguientes.

Aunque buena parte de la entrevista era una amplia justificación de la dictadura tres anuncios desataron las pasiones políticas de manera irreversible:
En el primero, Díaz reconoció que los mexicanos estaban preparados para la democracia:

«He esperado pacientemente porque llegue el día en que el pueblo de la República Mexicana esté preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, creo que finalmente, ese día ha llegado».

En el segundo anunció su retiro de la vida política: «Me retiraré cuando termine el presente periodo y no volveré a gobernar otra vez».

Y en el tercero: «Doy la bienvenida a cualquier partido oposicionista en la República Mexicana. Si aparece, lo consideraré como una bendición, no como un mal».

La entrevista Díaz-Creelman es quizá uno de los pasajes más enigmáticos de la biografía política de Porfirio Díaz. Frente al desarrollo de los acontecimientos posteriores su importancia toma alturas insospechadas. Se convirtió en el catalizador de la efervescencia política que culminó con el inicio de la revolución mexicana.

En el siglo presente quizá una revolución armada esta fuera de lugar pero… los argumentos de AMLO son tan peculiares y exageradamente paralelos a los de Porfirio Díaz que da escalofrió siquiera pensar ¿Qué pasaría si la historia se repite?, ¿Tú lo crees?… Siempre cabe una posibilidad.