La forma de vida de las personas va cambiando, la de comportarse también, va ser otro de acuerdo a las circunstancias que se van presentando en el desempeño laboral, de igual manera en el transcurso de su existencia, no hay nada perenne. Lo mismo sucede con la conducta de grupos sociales y de la sociedad misma. Evoluciona o decrece, deteriora, se estropea, va ser de otra forma, ya sea para bien o para mal, eso depende de las actitudes de la gente y de la influencia social.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador al inicio de su gestión se reusaba tener un equipo de seguridad personal para su resguardo y el de su familia, tenía mucha confianza. Algunos de sus argumentos fueron: “El pueblo bueno me cuida.” “El pueblo es sabio sabe lo que le conviene” y “El pueblo sabio nos salvó del atolladero.” Los escenarios cambiaron, ahora él es el que está en el atolladero, es rehén del pueblo.

Bella época aquella de campaña, revestido de confianza, ungido de ilusión de ser apoyado en todo y por todos. A mitad de su administración resulta, que ya no es tal cual su concepción de esa supuesta realidad, le tenían confianza según sus propios datos. Sectores de la población están inconformes porque sus demandas están cumplidas o no están convencidos de sus compromisos y de sus políticas públicas. Prueba de ello, son los sucesos a fines de la semana pasada en su estancia en la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez Chiapas.

El día 27 de agosto, camino a cumplir con su programa de la “mañanera” fue retenido por un grupo de inconformes, entre ellos los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de la sección — de Chiapas, quienes retuvieron la camioneta en donde viajaba el presidente, uno de los voceros del pequeño grupo remarcando la falta de disposición en la instalación de una mesa de negociaciones. Que sería en las instalaciones de la VII Región zona militar, le pidieron que bajara para platicar con ellos. Su respuesta: “No voy a ceder a tu chantaje… Me dejan pasar, me respetan y luego hablamos.” Tal contestación fue porque ya no estaba en busca del voto.

Hubo insistencia, el presidente argumentó: “Si no hay respeto, no”, la respuesta por uno de los manifestantes fue tajante: “Pero la autoridad es lo que no respeta”. Al oír esto, el gobernante subió la ventanilla de la unidad de transporte, tratando de disimular la frase. Por fin, le cedieron el paso después de dos horas. El sábado en el trayecto a Motozintla, Chiapas, límites con Guatemala, acudió a inaugurar obras públicas, maestros, trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), padres de alumnos de la Escuela Normal Rural de Mactumatzá, Chiapas. El decir de los que acuden a cubrir la gira de trabajo, piden al ejecutivo federal “que les dé una mesa de diálogo para dar soluciones a sus demandas.”

La obstrucción de su recorrido por ese estado del sureste muestra la degradación de autoridad, no en el sentido del poder, sino el sentido de prestigio, destaca la pérdida de potestad, la no aceptación de su forma de gobierno, ausencia de creatividad para dar respuestas convincentes y no retórica, la ausencia de estos valores y otros anulan su influjo y hasta de legitimidad.

El gobernante que posee autoridad luce su capacidad de mando, ese porte en política se aplica con negociación, no mediante la fuerza, sino en convenios, se auxilia de la persuasión, para establecer el cabildeo donde se dan ofertas y reciben demandas en ambas partes. El político con habilidad tiene que apelar en la conciencia del ciudadano para su cooperación en la realización de obras públicas.

En ejercicio de la política no es la fuerza física la que impera, es la autoridad moral la que sirve de guía, es el cumplimiento de las demandas de sectores de la sociedad según haya sido sus peticiones, es la eficiencia del sector administrativo en la atención de servicios, es responsabilidad de implementar medidas de seguridad física y sociales que favorezca la población, es el fomento al respeto a la gente y las instituciones. Con que se cumplan con estas actitudes hay autoridad.

Con respecto a la autoridad, el filósofo, historiador y político Aleksandr Vladimirovič Koževnikov, de origen ruso y desenvuelto profesionalmente en Francia con el nombre de: Alexandre Kojeve, en este país fue funcionario en el gobierno, nombrado gobernador del Banco de Francia, Director de Relaciones Económicas Exteriores del Ministerio de Economía y Finanzas. Participó en las negociaciones internacionales como el Plan Marshal, conformación de la Comunidad Económica Europea (CEE), más conocida por Mercado Común, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio GATT y los acuerdos de descolonización de Argelia.

Este gran estratega económico y político dio resultados positivos y puntuales, porque fueron apegado a la razón y no a ilusiones y ensoñaciones externó: “Solo hay autoridad allí en donde hay movimiento, cambio, acción: sólo se tiene autoridad sobre lo que se puede reaccionar, es decir, en función de que, o de quién, representa la legitimidad.” El gobernante en el sentido de la palabra, que ostente autoridad integra y demuestre cambios de verdad y no ideas con ilusiones.

Atiende gobierno de Hidalgo efectos derivados de las lluvias