Alejandro Moreno*
La labor política exige la mayor seriedad y templanza para su ejecución, pues un acto irreflexivo o caprichoso puede llegar a representar la pérdida de credibilidad, de respaldo y de eficacia.
Todos los seres humanos tenemos la posibilidad de modificar nuestra realidad ya sea con nuestros actos, nuestras decisiones o nuestro voto, pero en los políticos esa posibilidad se potencia al ser los responsables de portar la voz ciudadana y tomar decisiones de carácter general, obligatorio y que persiguen el bien común.
Los políticos tenemos la capacidad de transformar el medio, pero esa capacidad viene aparejada de obligaciones, y en este caso la mayor de ellas es la reflexión, la prudencia y el estudio.
Acción sin reflexión es improvisación y es fracaso.
Ante la iniciativa de reforma constitucional enviada por el Poder Ejecutivo Federal al Congreso en materia de electricidad han surgido voces que claman porque el PRI se pronuncie en contra y rechace tajantemente la iniciativa, intención que no deja espacio al análisis ni reflexión.
Con ello, se pretende mutilar la actividad política al pretender hacerla ver como solo acción, sin que venga precedida y ajustada por la reflexión permanente, obligada y prudente.
Soy respetuoso de esas voces, a las cuales pido que comprendan que la intención del PRI no es negociar ni solapar actitud alguna, sino evitar caer en el mismo comportamiento que ha caracterizado al partido en el poder desde 2018: cerrazón, imposición e improvisación.
Sin temor a equivocarme, puedo sostener que es un logro del PRI que el partido en el poder no tuviera otro remedio que frenar su descontrolada intención por avasallar e imponer, y haya comprendido al fin, que debe aprender a gobernar con los frenos y contrapesos del sistema democrático que la nación ha construido por décadas y que refrendó en las elecciones de 2021.
*Presidente Nacional del PRI.