La cumbre del clima o COP26 se encuentra a días de iniciar sus trabajos este fin de semana en Glasgow, Escocia, en medio de un ambiente que va del pesimismo al escepticismo de que pueda cumplir las metas fijadas para avanzar en la detención del alza de la temperatura terrestre.

Pero quizá el problema mayor sea la indiferencia mundial. Para el hombre y mujer de la calle está muy lejano de entenderse que uno o dos grados más en la temperatura vaya a causar un desastre. Los cambios climáticos les parecen los mismos que acarrea cada estación, y está muy lejos de entenderse que, aunque parezcan imperceptibles, esos cambios existen y traen consecuencias aunque no lo parezca.

La pandemia de coronavirus que por segundo año consecutivo asuela al mundo ha traído una saturación informativa en esas mismas personas, que también se encuentran cansadas de tragedias, y así no hay mucho público para la cumbre climática.

Hasta la reina Isabel II distrae la atención, con la noticia de que por orden médica, deberá ausentarse de la recepción del próximo lunes a los participantes de la cumbre, y solo les enviará un mensaje por video

Parece que el mundo está como en la famosa escena del Titanic a punto de hundirse: con la orquesta tocando y la gente cenando, mientras el buque comienza a hundirse.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó dos distintos informes previos a la COP26, los cuales coinciden en la combinación de la inacción y la catástrofe que como consecuencia se acerca.

El pasado agosto el Panel Intergubernamental en Cambio Climático advirtió que todo indica la imposibilidad de lograr que el alza de la temperatura del clima suba más de 1.5 grados para 2030, como es el compromiso, pero en contraste se espera que el ascenso de la temperatura sea de dos a tres grados centígrados.

Como apoyo a esa advertencia señalan que desde 1850 no se habían registrado temperaturas tan altas como las del periodo 2016-2020. Y precisa que el aumento del nivel del mar y la pérdida de hielo se han acelerado, con la expectativa de que el hielo en el mar adyacente al Ártico haya desaparecido para 2050, aunque la mitad se conservaría y hasta podría recuperarse si la temperatura no crece más allá de los 1.5 grados.

Y señala la necesidad de algo que parece imposible de lograr: que no haya inversiones nuevas en combustibles fósiles en ningún lugar del mundo, al mismo tiempo que se desmantela la infraestructura de ese tipo de combustibles. Pero el gran problema es que la advertencia se da cuando la economía mundial comienza a recuperarse del gran parón de 2020 por la pandemia ¿algún país del mundo hará caso?

El segundo reporte, el Informe sobre la Brecha de Emisiones elaborado por el Programa sobre Medio Ambiente, dado a conocer este martes 26, señala que la información disponible indica que la disminución de las emisiones se proyecta que sea de 7.5 por ciento para 2030 cuando se necesita que sea del 55 por ciento. Por ello, y en coincidencia con el primer documento, ubica el alza de la temperatura en 2.7 grados centígrados, muy lejos de los 1.5 grados pactados.

Entre aquellas personas reacias a vacunarse, que recomiendan tecitos contra el coronavirus, junto a los gobiernos que han minimizado la pandemia señalando que estaba bajo control, y quienes voltean hacia otro lado cuando se habla de cambio climático, incluyendo gobiernos, hay el mismo hilo conductor: el de la indiferencia y soberbia de creer que el ser humano es el rey de la creación y nada le pasará.

j_esqueda8@hotmail.com