Por: Claudia Tonantzin Larrainzar Pérez

Para Tenzin Gyat
El buda de la compasión

Elegí renacer, una y otra vez, miles de ojos que recitan un mandala
profundo, gutural, el eterno regreso del ser.
Estar aquí es mí elección.

Lejos, los monasterios apuntalan en dirección de montañas escarpadas,
aire que nace y gesta el agua de selvas húmedas.
Burbujas de oxígeno se mezclan con sangre ancestral
de la que ahora seré.

Hay hombres, ratas y lombrices que custodian oscuridades silenciosas.
Cruzo las aguas y lentamente me desenredo.

Floto en las visiones de los abismos que decidí cruzar.
El buda de la compasión mira con curiosidad
la mezcla de verbo y partes descuartizadas que dejo atrás.
Así, con todo, hay un resurgir de la carne desechada para los buitres carroñeros.
Carne que sirve para mi renacer.

No hay tinieblas, sólo una cálida luz amarillenta, desechada
-El buda de la compasión sonríe satisfecho-
Me impulso a mí nacimiento, aquí estoy parida y pariendo
La nada me acoge y cruzo la oblicua oscuridad.

Mí padre apila las piedras que marcan que el día llegó,
mí madre me pare y junto con ella renazco, por elección, una vez más
-Energía vital del chí-, equilibrio de fuerzas: ying y yang en la humanidad.
Sueño y aún así avanzo al camino del mundo…el de las mil y una posibilidades
Me suelto del cordón que me liga a mí madre pero que también me ata.

Todo fluye, rosarios de piedras que recuerdan a mí padre; flores que huelen a mí madre,
floto en las corrientes hacia la realidad final, cenizas que con cantos se vuelven corpóreas,
rezos que entonan lenguas de fuego de aves fénix que purifican mis pasos, mí llegada.
Volteó con resquemor… pero la oscuridad no me detiene más.

Soy el reflejo de la infancia, los olores de la juventud, la entereza de la edad
la hija de mis elecciones, la atadura de mis miedos, la liberación de mis conocimientos.
La reencarnación de Shiva y Buda.

Camino a la verdad, a la propia, doy pasos ligeros y volteo a despedirme
de la que fui, de la luna en mí cuerpo desnudo de miedos y mentiras.
Me vuelvo carne, virtud, verbo, mujer, ser-humano, ser-mujer, madre, ser.
Me veo en ti
brillante como la mañana
reflejo del sol en la espalda de un escarabajo.