La pandemia de Covid-19 está poniendo a prueba una de las características básicas del ser humano: su capacidad de adaptación, lo que por lo pronto ha costado ya más de cinco y medio millones de vidas en todo el mundo, y sin bien existen abundantes ejemplos positivos, destacan los negativos. Algún filósofo diría que al género humano lo que en realidad le hace falta es humildad.

La adaptación está en el corazón de que el ser humano pueda vivir en todo tipo de ambientes y mejore su entorno, resolviendo complejos problemas cuya retribución es el incremento en su esperanza de vida y que esta se desarrolle cada vez más en mejores circunstancias.

El ejemplo más reciente es el trasplante del corazón de un cerdo a un paciente de nacionalidad estadunidense, donde la frase anterior puede causar asombro, pero en realidad la hazaña fue la modificación genética del cerdo donante, a fin de evitar el rechazo del receptor. Ya antes se había hecho la misma operación pero con un riñón, que se suma al uso de válvulas cardiacas porcinas para pacientes humanos.

Pero con la Covid-19 el ser humano se muestra impaciente, como si quisiera que la ciencia y la tecnología médicas encontraran soluciones en días, sin entender que los procesos que llevan a resultados como los trasplantes citados líneas arriba, son resultado de investigaciones de años.

Esa impaciencia parece explicar que no se entienda que las diversas vacunas ya desarrolladas y en aplicación, tienen el estatus de emergencia y si bien han salvado y siguen salvando vidas, aún no llegan a las características de otras vacunas, que bien son de una sola aplicación con refuerzos en varios años o solo anuales.

Tampoco se entiende que debe regresarse a lo básico. A lo que nos decían las abuelas cuando se llegaba de la escuela, por ejemplo: “¡lávate las manos!” “¡Por qué!” era la respuesta malhumorada: ¡Porque vienes de la calle”! Una frase sencilla y rotunda que con el paso de los años muchos olvidaron y ahora está de nueva cuenta en uso.

Por lo pronto en Europa los expertos prevén que la mitad de su población, unos 224 millones de personas sobre sus casi 448 millones de habitantes y eso solo contando a los miembros de la Unión Europea, se contagie en las próximas semanas sin saberse cuántos perecerán.

Europa, junto con Estados Unidos, son las dos áreas geopolíticas donde la resistencia es mayor a las vacunas, y donde la contaminación política y mercantil también se ha notado con mayor fuerza en la última semana.

En Francia el presidente Emmanuel Macron hizo una dura y hasta altanera advertencia a quienes insisten en no vacunarse. No le falta razón, pero también entra el cálculo político de mostrarse con decisión y fuerza ante las próximas elecciones en que podría buscar su reelección.

En Australia el tenista serbio Novak Djokovic ha sido noticia por sus esfuerzos para competir en el famoso Abierto de ese país, a pesar de que su situación médico-epidemiológica no es clara. Y es aquí donde entra la cuestión mercantil de dejar de ganar una jugosísima suma, sin olvidar los honores deportivos.

Por lo pronto se anticipa ya que habrá jaloneos por los juegos olímpicos de invierno de Beijing, donde los organizadores chinos descartaron medidas extremas y más aún su posposición o cancelación, una situación que se suma a la amenaza de boicot lanzada por Estados Unidos y que podría concretarse pero con varios países sumándose.

Ante ese panorama ¿qué puede pasar en Qatar donde en diciembre está previsto la próxima Copa Mundial de futbol?

Un elemento que no se ha sopesado quizá lo suficiente, es que la nueva variante omicron se ha asentado en medio de una población vacunada, no aún en su totalidad, en muchos países con tasas ridículamente bajas, pero que ya ha recibido vacunas y quizá eso explique que no sea mortal de necesidad.

Por lo pronto ya omicron causó que el Banco Mundial advirtiera que tras el crecimiento económico global de 5.0 por ciento en 2021, sea este año de 4.0 por ciento y de 3.0 por ciento para 2023.

Ante ese panorama ¿cuesta mucho ser un poco humildes y seguir las reglas básicas de higiene?

j_esqueda8@hotmail.com