La confianza es uno de los pilares indispensables en los vínculos de calidad, sin esta difícilmente una relación puede continuar en buen estado.
Si no es posible creer en el otro, en su buena voluntad, compromiso, en su palabra o en el cumplimiento de ésta, desear la cercanía, mantener el afecto o el amor se vuelve muy complejo.
Ante la falta de seguridad de que el otro no va a faltar o a cometer algún acto u omisión que te afecte o que destruya la relación entre ambos, la dinámica de la relación cambia por completo.
Al dejar de ser confiable también se deja de ser alguien fácil de amar o respetar.
Y algo muy similar sucede con la autoconfianza, no tenerse fe a sí mismo, no creer en el propio potencial o desconfiar de que se tiene el talento, la disciplina o la constancia necesarias para concretar un proyecto afecta la autoestima porque en el autoconcepto hay una autodevaluación.
En las relaciones, establecer la confianza lleva tiempo, romperla o perderla puede ser muy rápido, no así en la relación con uno mismo, en esta la confianza se puede asegurar porque depende de ti, no de algo o alguien externo.
Volver a construirla es un proceso que requiere más de hechos que de palabras, después de que se pierde la confianza las palabras ya no son suficientes para recuperarla.
Una gran cantidad de relaciones terminan por la desconfianza que surge después de una decepción, en ocasiones no es el hecho en sí por lo que finaliza una amistad o un amor sino ante la imposibilidad de seguir confiando.
Si lo pensamos bien, ser confiable es una gran virtud con un valor incalculable ante sí mismo y ante los demás, los logros más importantes en la vida requieren de tenerse la fe suficiente para atreverse o disponerse a alcanzar una meta, incluso, para soñar en grande, si no confías en ti no te dispondrás a hacer lo posible por concretar lo que te propones.
Una relación que vale la pena conservar es aquella en donde se está seguro de que es posible contar uno con el otro, donde se sabe que aún en los momentos más difíciles estarán ahí y nunca, por ningún motivo harán intencionalmente nada para lastimarse mutuamente.
Somos amigos de las personas que nos resultan confiables, en donde nos sentimos seguros, donde somos sin temor a ser juzgados o rechazados, esas relaciones son algunos de nuestros lugares más seguros, y también, para confiar en otros es necesario confiar en sí mismo, ser el lugar al que siempre se puede volver y sentirse bien, sin duda, la confianza sostiene y fortalece por mucho el propio bienestar, sabiendo qué hay personas (incluyéndonos a nosotros mismos) en las que sin duda se puede confiar, eso es confiar no tener duda de que es posible tener y experimentar seguridad… ¿Quiénes son las personas en las que más confías?, ¿Quién confía así en ti?… ¿Lo pensé o lo dije?
¡Abrazos!
@Lorepatchen
Psicoterapia presencial y en línea.