Por: Carlos R. Muñoz
En una democracia partidista, como la que vivimos en México, y por ende en Hidalgo, es casi inercial pensar en un candidato adosado a un partido, aunque hace ya algunos años se comenzó a abrir la posibilidad de que ciudadanos sin partido participen con candidaturas, en escenarios muy acotados, con requisitos que complican mucho e inhiben la participación de los auténticos ciudadanos y favorecen a políticos trásfugas que ante la cerrazón de sus institutos “emprenden” su camino, pero cuentan ya con estructura, simpatizantes y recursos para ese tipo de apuestas.
Para mí el fenómeno de Pedro Kumamoto fue esperanzador, porque desde la ciudadanía, con pocos recursos y mucha valentía venció a la democracia partidista, sin embargo, su potencial llegada al Senado, que habría sido todo un fenómeno, se desvaneció con la ola morenista y, en general las candidaturas ciudadanas se han debilitado.
A pesar de esto, en Hidalgo todavía hay una amplia simpatía por estas candidaturas: Ricardo Crespo, Antonio Mota y el propio Julio Menchaca capturaron en su momento el apoyo ciudadano en busca de la alcaldía pachuqueña, mientras Tlanalapa tuvo a Francisco Javier Hernández Cortés como su presidente municipal de extracción ciudadana; y en la encuesta realizada recientemente por Marketing Político y Análisis de Información en Hidalgo 44% de los encuestados están a favor de las candidaturas ciudadanas o independientes.
Este es un dato curioso, porque debemos ser claros en que las simpatías partidistas son cambiantes y un ejemplo de esto es el gran apoyo popular a MORENA en las urnas, mismo que no significa una gran militancia ni una impresionante maquinaria electoral, sino que se debe al arrastre, popularidad y carisma del presidente López Obrador.
Y lo mismo pasa con el PRI y el PAN que deben su peso electoral a sus simpatizantes más que a sus militancias, sobre todo en el caso de Acción Nacional que ha logrado alcanzar importantes posiciones debido a las figuras que los han abanderado más que a la doctrina o a la visión del partido.
Estos son unos datos para resaltar: en Hidalgo el siete de cada diez encuestados se dicen apartidistas; el 24 por ciento de los encuestados no saben por cuál partido votarán en la elección del 2024; 45% lo harían por MORENA, 12% por el PRI y 8% por el PAN.
Pero, aun así, del total del universo encuestado, 44%, repito, simpatizan con la posibilidad de un candidato independiente, quizás porque poco a poco ha ido fraguando nuestra democracia y entienden que más allá de los partidos, son las personas a quienes elegimos y esas personas deben entender que elegirlos los hace representantes de la ciudadanía, no de los partidos.
De allí que cuando les preguntamos por qué alianza u opción votarían para el senado, 46% lo harían por MORENA-PT-PVEM (lo que nos habla de la pobre contribución de sus aliados en la sumatoria final para el partido oficial) y 21% por PAN-PRI-PRD, 2% por MOVIMIENTO CIUDADANO; pero 9 por ciento estarían dispuestos a votar por un candidato independiente –a pesar de que aún no hay nombres ni perfiles a la vista.
Así que, a año y medio de la elección, aunque muchos podrían ver un anticipado triunfo de MORENA en Hidalgo, hay sin duda una gran cantidad de variables por considerar, comenzando por quiénes serán los candidatos presidenciales, y en Hidalgo, quienes encabecen las candidaturas a senado, diputaciones federales y locales, así como alcaldías, podrán ser factores que sumen o resten a la ecuación, misma que podría verse impactada también si hay perfiles ciudadanos que pesen y puedan disputar alguno de las numerosísimos puestos electorales del próximo año.
Y, en la siguiente entrega, ahora sí, los y las favoritas a encabezar las candidaturas al senado.
UN ABRAZO A LA CUATITUD.