“Además, yo soy responsable porque yo la propuse. Uno no es perfecto. Hay quienes no tienen convicciones, no tienen principios. Yo se la propuse a Alfonso Durazo, quien se extrañó. Le dije que se trataba de sumar esfuerzos, voluntades”.
AMLO asume el costo político de haber propuesto a Lilly Téllez para ocupar un escaño en la Cámara de Senadores por Sonora. Una vez electa senadora, la ex periodista de TV Azteca traicionó a Morena y se unió a las filas del PAN, partido diametralmente opuesto al Presidente.
La historia de Téllez está llena de incongruencias, resbalones y traiciones políticas. Hace más de tres lustros prometió donar una ambulancia al pueblo de Ures, de donde es originaria su familia. El año pasado apenas, entregó una ambulancia de uso, que provocó más enojo que satisfacción y alegría a sus paisanos.
Tal vez las generaciones más jóvenes no conozcan el vergonzoso episodio cuando, siendo reportera de TV Azteca, entrevistó a la mamá de una niña reportada como desaparecida sentada sobre la orilla de una cama. Días después, la niña “apareció” milagrosamente justo abajo del colchón donde se efectuó la plática.
A propósito de la entrega de la medalla “Belisario Domínguez” a la distinguida e histórica Elenita Poniatowska, la senadora Téllez, con una total falta de respeto al acto que se estaba llevando a cabo, enfrentó de manera grotesca al Secretario de Gobernación, Adán Augusto López y al vocero presidencial, Jesús Ramírez.
Previamente, el Presidente había anunciado que no asistiría porque sabía que la multicitada senadora aprovecharía para insultarlo y faltarle al respeto. “Se debe cuidar la investidura presidencial”, habría dicho Andrés Manuel.
Con un afán protagónico que, en opinión de muchos, debe ser atendida en un consultorio psicológico o psiquiátrico, grita, se levanta, manotea ante la presencia de cualquier funcionario del gobierno federal que asiste al Senado. No es desconocida tampoco su tremenda aversión hacia el Dr. Hugo López-Gatell, a quien acusó de innumerables delitos en su comisión al frente de la pandemia por el Covid-19.
Tristemente, ahí mismo en el Senado, hay una hidalguense que en varias ocasiones “le hace segunda” a la sonorense. Me refiero a Xóchitl Gálvez, quien alguna vez aspiró a ser gobernadora de Hidalgo. Entre decenas de demandas que ha presentado en contra de todo mundo, en alguna ocasión asistió, disfrazada de dinosaurio, al recinto senatorial.
La oposición debería reconsiderar a estas finas piezas de su ajedrez. Si de por sí, la ciudadanía ya no les cree “ni el bendito”, con estos tan corrientes desfiguros de sus miembros, lo único que hacen es ir asegurando el carro completo para Morena y sus aliados en las elecciones por venir.
Como siempre, su opinión es la más importante. Los leo con gusto en mis redes sociales.
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