Todos los días, Rubicel Hernández García entrena para correr. Quien lleva 16, de sus 43 años, dedicándose a este deporte que llegó a su vida después de un accidente que le arrebató la vista.
En el 2000, a la edad de 19 años y tras recibir una golpiza, perdió la vista total y a consecuencia de ello su trabajo como plomero.
Toda su vida se tambaleó y la necesidad lo orilló a moverse rápido entre la oscuridad que se le presentó, su esposa tuvo que trabajar y él a pesar de su discapacidad se dedicó a cuidar de su pequeño hijo, quien tenía cinco meses de nacido.
«El hambre y la necesidad me ayudaron a romper barreras, yo no tuve escuelas de movilidad de bastón, bajaba al DIF por medicamento y unas caídas que me aventaba; los golpes me ayudaron a ser más fuerte», afirmó para Síntesis.
Con el tiempo conoció a una asociación de ciegos y allí le dijeron que había deportistas con esa condición, por lo que primero se animó en natación pero en el 2006 al conocer a Alejandro Cabrera Palafox, un corredor invidente, cambió de deporte y al año siguiente participó en Oaxaca obteniendo una medalla de bronce.
«Me gustó mucho y esto es lo mío, en el 2010 fui campeón nacional en 800 metros y segundo lugar en mil 500 metros».
Siempre corre acompañado de un guía, quien sujeta junto a él una cuerda y se coordinan en el braceo.
Trabajó 12 años en Ánfora y actualmente es elevadorista en Gobierno, además de fundador de «Corredores sin límites».
De dos a tres meses es lo que necesita para prepararse para un maratón y está próximo a correr el Medio Maratón de la Ciudad de México, una carrera de 21 kilómetros, que tendrá fecha el 24 de julio, y el Maratón Internacional de la Ciudad de México, que cuenta con 42 kilómetros y se hará el 28 de agosto, por lo que lanzará una carrera con causa para ayudarse con los gastos.
Rubicel Hernández, un corredor sin límites
El maratonista invidente se prepara para correr el Maratón Internacional de la CDMX