Por: Carlos Muñoz Moreno
En curso está esa encuesta dudosa y los espejitos, espejitos, que dirán que Claudia es la más bonita y la candidata oficial, mientras en el Frente Amplio por México decidieron dar carpetazo a su proceso interno para declarar ganadora de la eufemística coordinación del frente de marras a la ya cantadísima favorita, Xóchitl Gálvez Ruiz, quien, como Sheinbaum, deberá su postulación al inquilino de los Pinos, prócer de la Cuarta Transformación y resucitador del dedazo.
Sin duda el que por primera vez en la historia del país habremos de tener una Presidenta será un hito que quedará, ese sí, en los libros de historia, pero entre los qués y los cómos, habrá matices poco favorecedores. Vayamos por partes:
Claudia Sheinbaum será la candidata de MORENA y sus aliados, pero en tanto será también la dichosa coordinadora de los comités de no-se-qué en su partido; sin embargo el proceso, innecesario si ya tenían un final arreglado y planeado, sirvió para meter en cintura a los verdes, a Noroña –uy, qué miedo— y hasta a Monreal, que pasó de ser el amagador hijo desobediente al mayor perdedor de este proceso; pero también sirvió para experimentar con Adán Augusto que no más no despegó y para acorralar e intentar engañar a Marcelo Ebrard, a la postre el más afectado del proceso y que hoy está en posición de romper el monolítico control lopezobradorista ante la larguísima cadena de ataques, golpeteos, desprestigios y artimañas sufridos, no en este proceso interno, sino desde hace años en que sabíamos todos que buscaría ser el sucesor de AMLO.
Enfrente teníamos una oposición moralmente derrotada hasta que López Obrador, en esos intensos y largos soliloquios mañaneros destapó a Xóchitl Gálvez mientras justificaba no acatar un derecho de réplica; pero el destape fue un total éxito, la idea prendió en la oposición y la hidalguense emprendió un viaje que la hará oficialmente el domingo, candidata de la oposición a la presidencia pero, dejando en el camino algunas heridas, como la exclusión en el proceso, del ex jefe de Gobierno Mancera, y ahora la presión desde su propio partido hacia Beatriz Paredes para que abandone la competencia y de facto tengamos dos candidatas fuertes para buscar la primera magistratura federal.
¿Abonan estos resultados a la democracia en el país? Avivan el fuego de la competencia electoral, eso sí; pero poco abona el que se haya violado la ley electoral, con el placet del Instituto Nacional electoral; abona menos que al final del día el proceso no concluya como deba, en el caso del FAM, y que en la alianza oficialista queden las dudas sobre la limpieza de un proceso que, de entrada, tuvo que ser acotado ante los abusos en las formas, los acarreos y el uso de recursos, así como en que se haya preferido un ejercicio demoscópico cuestionable –ya en columnas anteriores desmenuzamos la metodología— y no el viaje a las urnas de los simpatizantes morenistas.
Entonces, tendremos candidatas, y creo que nada tendría que hacer Movimiento Ciudadano queriendo jugar a poner un tercer aspirante en discordia, por lo que agradeceríamos que se saque la máscara y decida unirse a un bando, ya sea quien más le prometa o quien más le acomode, para dejarnos de más simulaciones.
Pero que quede claro que este tipo de procesos, viciados e ilegales, aunque las autoridades electorales no quieran verlo así, no sólo dañan a la democracia, sino que irradiarán a la selección de los miles de candidatos y candidatas en todo el país para el 2024: gobernadores, diputados locales, federales, senadores y alcaldes.
Y reitero lo que me he cansado de decir ¿y los presuntos aspirantes? ¿van a aceptar los mismos tratos, los mismos procesos, los mismos engaños, la misma falta de democracia?
Voy a poner como ejemplo la búsqueda de la alcaldía de Pachuca, en ambos bandos, en las dos alianzas que se verán las caras en junio del 2024: Para el FAM no hay candidato más posicionado, más conocido y con mayor trabajo que Benjamín Rico, que no tiene competencia en su bando; para MORENA no hay políticos mejor posicionados que Ricardo Crespo y Navor Rojas –dejo de lado a Natividad Castrejón porque él ha expresado que no jugará ni buscará candidatura en este proceso— pero ¿y si a todos les aplican aquello de la cuota de género, pero no a la buena sino para sacarlos de la jugada?
Y si se hace una encuesta donde contra todo pronóstico resulta que ninguno de ellos es “el bueno”, porque hay “figuras emergentes” que representan mejor las necesidades de la ciudadanía ¿se van a quedar sentados viendo cómo les pasan por encima? ¿cómo respaldan sus aspiraciones, su trabajo, sus merecimientos?
Ya dejaron pasar, tirios y troyanos, un mar de irregularidades en el proceso de sus candidaturas a la Presidencia de la República, y ahora sólo cité uno de 84 ejemplos en municipios sólo de Hidalgo. ¿Y en el país? ¿Y para el Congreso, y el Senado y las legislaturas locales?
Nomás fue pregunta de cosas que no pasan aquí porque no estamos ni vivimos en un País de Revés.
Un abrazo a la cuatitud.