Por: Alfonso Padilla Vivanco
El médico inglés William Harvey (1578-1657), al investigar el funcionamiento del corazón, los pulmones y la sangre; dio origen a una nueva era en la medicina. Aunque parece un hecho que la sangre fluye a través del cuerpo humano, manteniendo un ritmo cíclico, la idea fue presentada por primera vez por Harvey. William se encontraba realizando experimentos y estaba desconcertado por la presencia de válvulas en las venas; que parecían dirigir el flujo sanguíneo en una dirección. Con su detallada disección de animales, supuso que el corazón impulsaba la sangre en un circuito alrededor del cuerpo. En su tiempo, él no contaba con ningún microscopio, ni otras innovaciones tecnológicas necesarias para comprender el funcionamiento de los pulmones y la circulación de la sangre. Se sabe ahora, que es la sangre la que lleva oxígeno al cuerpo y expulsa el dióxido de carbono. La idea de un sistema circulatorio fue revolucionaria en un momento en que algunos creían que la sangre era un volumen estático de líquido impulsado únicamente por los movimientos del cuerpo.
La teoría de Harvey fue escrita en latín y publicada en su obra: Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus (Un estudio anatómico del movimiento del corazón y la sangre en los animales). Al principio esta obra no fue completamente aceptada en Europa, pero poco a poco fue siendo leída y sentó las bases para la comprensión del sistema cardiovascular, o circulatorio. Se sabe ahora que este sistema es una red para el transporte de la sangre a todo el cuerpo. La sangre lleva oxígeno y nutrientes a las células, para que éstas conviertan la energía que usamos en todas nuestras funciones fisiológicas. La sangre también se lleva los productos de desecho en este proceso. El sistema circulatorio está compuesto por el corazón, la sangre y una intrincada red de conductos llamados vasos sanguíneos. El corazón late sin parar para bombear sangre a través de los vasos hasta cualquier parte del cuerpo.
Actualmente, se sabe que la sangre es una suspensión de diferentes células en disolución acuosa. La mayor parte de las células de la sangre la constituyen los eritrocitos, encargados de llevar oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo. Estos forman aproximadamente el 45 por ciento del volumen total de la sangre de un ser humano. Se ha calculado que, en cada milímetro de sangre, existen del orden de 5 millones de eritrocitos. También se sabe que dentro de los eritrocitos se encuentra una proteína, la hemoglobina. Esta proteína contiene cantidades importantes de hierro y es la que da ese color rojizo característico de la sangre.
En otro orden de ideas, durante el siglo XX se dio la transición tecnológica de la fotografía analógica a las imágenes digitales en movimiento, esta transición ha permitido que áreas de la ciencia cómo la medicina se vean beneficiadas con este avance tecnológico. Por lo que, con las tecnologías actuales como la tomografía de coherencia óptica, en inglés (Optical coherence tomography, OCT) se ha podido inspeccionar con imágenes digitales el interior del Sistema cardiovascular. La OCT es el análogo de la ecografía o el ultrasonido. La mayoría de las implementaciones de OCT funcionan enfocando la luz de un laser, por ejemplo de mil 300 nanómetros de longitud de onda sobre una muestra fisiológica in vivo. El funcionamiento de la OCT se basa en la medición de los tiempos de retardo del eco de la luz reflejada, a partir de diferentes profundidades de la muestra. A la reflectividad de la muestra se le asocia con una escala de profundidad. La exploración profunda mediante la técnica OCT en una ubicación dada de la muestra, se llama exploración A. Al escanear el haz de luz sobre la muestra y adquirir muchos escaneos A, pero en diferentes planos de profundidad, se genera una única imagen de OCT, el llamado cuadro B. Esto permite crear una representación 3D de la muestra o zona de interés.
Particularmente existe una variante de la OCT, la MHz-OCT (Megaherzt Optical coherence tomography), que ha tenido dos interesantes aplicaciones, la obtención de imágenes de la retina del ojo y la obtención de imágenes intravasculares en cardiología. En este último caso la idea es observar las arterias, las cuales suministran sangre al corazón. Un sistema óptico digital como el de la MHz-OCT requiere de un alto nivel de procesamiento numérico de los datos y su visualización pronta para hacerlo útil. Además de ello, de la potencia de los motores para el escaneo de la muestra y la adquisición de las imágenes en 3-D, que requiere la técnica MHz-OCT. Esto sigue aún en investigación y su desarrollo tecnológico continúa. Sin duda que, el avance tecnológico de esta clase de técnicas, es de mucho interés para diversos científicos, tecnólogos y médicos del mundo.
Un video interesante de la obra de William Harvey, se puede ver en la siguiente liga:
Universidad Politécnica de Tulancingo. alfonso.padilla@upt.edu.mx