Por: Lorena Patchen
¿Has pensado en que el tiempo no regresa? ¿Y qué decidas lo qué decidas, hagas o no hagas lo que es conveniente para ti, el tiempo no da marcha atrás?
La forma en la que percibimos al tiempo tiene que ver, por supuesto, con la etapa de la vida en la que nos encontramos, la madurez (que se puede tener siendo muy joven) y en cuánta satisfacción experimentamos con la persona que somos y la vida que construimos.
Hay también quienes no se preocupan en lo más mínimo por el correr del tiempo y quienes viven apesadumbrados por este, algunos tienen prisa y otros creen que sin duda tendrán más tiempo después.
Idealmente, en cierto momento tomamos conciencia de lo que vale el tiempo y no deseamos perderlo en situaciones que no lo ameritan, cómo las preocupaciones, las rumiaciones, los resentimientos o en relaciones caóticas o sin rumbo.
Y así, igualmente asumimos la responsabilidad que tenemos en el cuidado de la salud física y mental, deseando llegar al futuro sintiéndonos complacidos por lo que hicimos para disfrutar del presente y estar bien en el futuro.
Es válido dar espacio de cuando en cuando al ocio e indispensable no robarle tiempo al autocuidado, es enriquecedor dedicarle tiempo de calidad a la gente querida, hacer una pausa para lo lúdico y la recreación, todo lo anterior es tiempo bien invertido.
Incluso, designar periodos para hablar de las preocupaciones y los miedos, dedicar horas a la planeación, no escatimar en expresar adecuadamente las emociones, admitir los conflictos y generar soluciones, establecer charlas profundas, mantener discusiones pacíficas, seguir lo más disciplinadamente que sea posible rutinas para la alimentación, el ejercicio, el sueño y el descanso, el tiempo dedicado a todo lo anterior es salud.
Sin embargo, si no se tiene claridad en cómo vivir en el aquí y el ahora es posible caer en la trampa de vivir pensando en el pasado, ya sea añorándolo o sufriéndolo, instalarse en la incertidumbre del futuro o alimentando imperiosamente la fantasía de llegar allá, descuidando el compromiso y el disfrute del presente.
Adecuadamente asumidos, del pasado se aprende y el futuro brinda ilusión y sentido, se construye con lo que hacemos ahora, por lo que, es necesario hacer ambas cosas: aprender y planear, el equilibro está en hacerlo mientras se vive realmente en presente.
El tiempo es valioso… Ayuda a curar heridas, pero lo más importante es lo que hacemos en ese tiempo para lograr que así sea, el tiempo sin acción no da buenos resultados.
Procrastinar… trabajo, conversaciones, decisiones, soluciones, solo es postergar lo qué tal vez no se quiere admitir, enfrentar o cambiar, con las consecuencias de no haberlo hecho cuando se tenía que hacer.
Y bueno, entender que, en cada etapa de la vida, actuamos de acuerdo a los recursos que tenemos o creemos tener, así que no hay que juzgarse demasiado cuando miramos al pasado, sino aprender, porque, de hecho, la única forma de no repetir el pasado es haciendo algo distinto aquí y ahora.
¿Qué tanto nos haría bien reconocer que el tiempo no se repite? Nunca más tendremos la edad que tenemos hoy, no hay manera de que se repita esta fecha, cuando menos te das cuenta ya transcurrieron meses y años. claro, que si estamos vivos tendremos varias o muchas posibilidades para actuar distinto, es cierto que determinadas situaciones llegan cuando estamos listos para vivirlas mejor, pero hay otras oportunidades que no se repiten, y en lo que se refiere al cuidado de la salud es mejor prevenir que curar.
No hay tiempo que perder, la vida transcurre demasiado rápido y experimentamos más satisfacción cuando cumplimos con lo que teníamos que hacer, disfrutamos lo que elegimos y amamos lo que hicimos.
¿Hay algo en lo que sientes que estás perdiendo el tiempo? Tengo mis dudas en que tan cierto es que perdemos el tiempo, me refiero a que aun cuando nos arrepentimos por no haber hecho más (excepto en la salud) ganamos en experiencia, y cuando escribo en un párrafo anterior que “no hay tiempo que perder” estoy pensando en que, si ya tropezamos algunas veces, si ya no nos gustaron las decisiones anteriores, si ya estamos en una etapa de madurez, sería óptimo determinarnos a emplear esas experiencias, ser más generosos con nosotros, darnos permiso para existir plenamente, no quedarnos con las ganas de vivir intensamente, y si se tiene que empezar de nuevo hacerlo desde la sabiduría que hemos acumulado, y si se quiere redireccionar el rumbo hacerlo sin dudar o si quizá es tiempo de pensar y actuar más para tu felicidad y bienestar comenzar ahora mismo.
Si el tiempo es oro y es vida… Agradezcámoslo, disfrutémoslo y aprovechémoslo, compartiéndolo con quien le dé el mismo valor y esté dispuesto a compartirlo también con nosotros. ¿Lo pensé o lo dije?
¡Abrazos!
Lorena Patchen
Psicoterapia presencial y en línea.
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