El fin de año puede ser un excelente motivo para realizar un análisis sobre lo que se vivió en el mismo, lo que se aprendió, que se ha vuelto a repetir, lo que se quiere llevar al siguiente y de qué prefieres prescindir en adelante.
Aclarando que los cambios profundos llevan tiempo, se necesita determinación y disciplina para ser constante y comprometerse no solo para lograrlos sino, sobre todo, para mantenerlos.
Para empezar, hay que distinguir la importancia y relevancia de lo que se quiere cambiar, quizá no tenemos problema con no modificar lo que no nos perjudica, pero si es conveniente reconocer lo que sí está afectando o puede afectar nuestra salud, bienestar y calidad de vida.
La vida no se repite, nunca más tendrás la edad que tienes hoy, no volverás a lucir como te ves ahora, esta fecha no se repetirá exactamente como hoy en tu calendario, y es probable que varias situaciones sean distintas a lo que están siendo ahora, tal vez en el camino disfrutes igual o más, ojalá que el futuro te guste y que te gustes, es importante reconsiderar que ningún presente ocurre dos veces, si no lo aprovechamos corremos el riesgo de reprocharnos no haber vivido intensamente cada etapa de la vida.
¿En dónde, con quién o en qué tienes depositada tu energía vital aquí y ahora? ¿Lo que haces actualmente te aporta una gran dosis de satisfacción? ¿Cuál es tu nivel de bienestar en tu presente?
No se trata de que disfrutes absolutamente todo, puede ser que haya algo que no puedes cambiar, que no depende de ti, que existan temas que es preferible soltar o circunstancias en donde va bien fluir de la mejor manera posible, sin embargo, en lo que sí depende de ti ahí es donde está tu mayor campo de acción.
¿Has pensado qué te está limitando hoy que dependa de ti transfornar?
¿Cómo podrías sentirte más satisfecho contigo y con tu vida?
Recuerda que no hay vidas, historias ni personas perfectas, pero si podemos mejorar diversos aspectos, características o dinámicas que favorecerían el cómo nos sentimos, como nos relacionamos y cuanto desarrollamos nuestro potencial en todos sentidos.
A veces, lo que limita tu bienestar tiene que ver con situaciones que se normalizan en lugar de cuestionarlas, ideas que no se revisan y que ya no son tan funcionales como alguna vez lo fueron u otras que se requiere deconstruir porque desde el principio fueron limitantes e incluso dañinas.
Ideas que parecen no afectar demasiado pero que si te descuidas te pueden fastidiar la vida, como el miedo al qué dirán, la obsesión por la aprobación externa, el temor a soltar lo que ya no funciona, o lo contrario, la idea errónea de que todo es desechable, el autosabotaje, la autocrítica permanente, la procrastinación, el autorechazo derivado de la constante exigencia de cubrir determinado perfil, miedos, preocupaciones y complejos derivados de temas como el edadismo, los roles de género, tabúes familiares, etc, que te llevan a ser una persona disfrazada de una persona que no eres, ¿y si estás ocultando tu brillo?, ¿no serías más feliz o por lo menos no te sentirías más en paz si no te preocupara continuamente qué piensan de ti, si le gustas a los demás, si alguien se va a molestar si marcas límites, etc?
La realidad es que tanto si disfrutas tu vida como si no, los días, los meses y los años siguen su curso, y es más probable lamentar lo que no se hizo que atreverse a construir la vida que deseas.
La plenitud consiste también en distinguir entre sentirse verdaderamente satisfecho con lo que se tiene y conformarse con lo que crees que puedes lograr, no tiene que ver con lo material sino con el desarrollo de tus habilidades personales, de tus inteligencias, renunciando a los “deberías” que te impiden ser tú, sin la carga de las expectativas de otros, siendo generoso contigo, construyendo y manteniendo vínculos de calidad, alejándote de los lugares y relaciones donde no te sientes valorado, de las personas que insisten en opacar tu brillo, responsabilizándote de no ser tampoco tú quien no se permite florecer, quien no confía en lo que puede lograr, quien no fortalece su autoestima o quien no ha reconocido que su felicidad depende en primer lugar de sí mismo.
Debo decirte que sentirte profundamente feliz contigo mismo es una decisión personal que requiere trabajo personal, si en tu historia de vida no aprendiste a mirarte con amor puede resultarte más complejo, aun así, puedes lograrlo si te lo propones, toma en cuenta que esta es tu vida, que el tiempo no regresa, vale la pena reflexionar si independientemente de tener otras posibilidades en el futuro no es momento de empezar ahora.
En esta última semana de 2023 si te es posible haz una introspección, escúchate, siente como te vives, realiza el recuento de este año en cada una de las áreas de tu vida, ¿hay alguna que deseas mejorar?, si empleas la experiencia que has obtenido con lo que has vivido ¿qué resultados puedes alcanzar?
Cada vez que pienses en hacer cambios en tu vida revisa o reordena tus prioridades.
Qué no se te pase la vida sin abrazar y disfrutar tu existencia.
Vamos por un muy feliz, pleno, próspero, saludable y amoroso 2024… Recuerda que es tu historia y tú la escribes, ¿lo pensé o lo dije?
¡Un gran abrazo!
Lorena Patchen
Psicoterapia presencial y en línea.