Aún corre la primera semana de enero de este 2024 y la crisis en Medio Oriente por la guerra entre el grupo islámico Hamás e Israel ya ha escalado a un conflicto regional que comenzó a repercutir en la economía mundial.
Dos atentados y el incremento de los secuestros de buques que pasan por el Mar Rojo se han sumado a las acciones de virtual exterminio que van más allá de los miembros de Hamás para envolver a todo el pueblo palestino, para llegar a esa situación.
Las vías de la diplomacia parecen canceladas, mientras el recurso a la justicia internacional podría quedar en meros llamados sin fuerza, como los del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La escalada este año inició el martes dos, cuando un ataque con drones asesinó a Saleh al Arouri, jefe adjunto de la oficina política del grupo islámico que el pasado siete de octubre entró a Israel a sangre y fuego y desató la actual etapa de un conflicto de décadas.
El ataque ocurrió en Beirut, capital de Líbano, en cuyo gobierno participa Hezbollá, otro movimiento islámico con importante presencia política, el cual apoya a Hamás y es contrario a Israel.
Junto al temor de que se expanda la guerra a Líbano, se encuentra que la solución diplomática se torna más difícil, y baste señalar como ejemplo que Francia ya advirtió a Israel sobre el crecimiento de sus operaciones en ese país de Medio Oriente.
El asesinato de al Arouri no ha sido aceptado por Israel, aunque sus características y la línea de eliminar a la jerarquía de Hamás mediante los llamados “ataques quirúrgicos”, se suman para apuntar contra el gobierno de Benjamin Netanyahu, cuyo futuro político parece depender de que siga esta ofensiva.

Al día siguiente ocurrió un atentado cerca de la tumba del general Qasem Soleimani, quien era el segundo en la jerarquía iraní, muerto hace cuatro años en un ataque estadunidense ordenado por el entonces presidente Donald Trump.
Nuevos reportes señalan a un atentado suicida, dinámica que apunta más bien a grupos islámicos contrarios a los chiítas en el gobierno iraní, lo cual a su vez indica que la inestabilidad regional podría haber creado la oportunidad para la acción de enemistades sectarias o religiosas, una fuente de violencia regional muy alta.
De hecho esa posibilidad quedó confirmada cuando el Estado Islámico reivindicó la autoría este jueves cuatro.
Así, creadas las condiciones para una especie de conflicto de “todos contra todos”, en donde las negociaciones se convertirían -si no es que ya se han convertido- en una densa madeja.
En ese marco hay pocas esperanzas de que una decisión favorable al cese de las hostilidades de Israel contra Hamás por parte de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), pueda llegar a aplicarse. Esa potencial decisión podría tomarse en respuesta a la solicitud de Sudáfrica ante ese órgano jurisdiccional, la cual ha recibido ya el apoyo de Malasia, el país con la población islámica más numerosa, y de Turquía, potencia regional en la zona.
El colmo ha sido el aumento de los ataques de los hutíes contra barcos con decenas de contenedores y mercaderías que cruzan el Mar Rojo, el cual separa África de la península arábiga, en apoyo a Hamás. Estos ataques en realidad no son nuevos, llevan años, pero las acciones israelíes les han dado nueva motivación.
La importancia de esa ruta comercial, que evita el rodeo al continente africano, hace temer que crezcan las cancelaciones de envíos, que ya se hayan dado, y se genere un cuello de botella en los abastecimientos mundiales de mercaderías así como de petróleo y gas, el cual sería similar al que surgió con la pandemia de Covid o la invasión de Rusia a Ucrania.
Mientras tanto las cifras de este jueves cuatro llaman a que todos los actores que se enfrentan así como aquellos que los apoyan, tengan un poco de solidaridad y eviten la crueldad que significan 22 mil muertos, ocho mil desaparecidos y 1.9 millones de desplazados palestinos en lo que es difícil dejar de llamar acciones genocidas por parte de Israel.

De salida: Y detrás de ese escenario sigue la guerra en Ucrania, que por la situación en Medio Oriente y la carrera presidencial estadunidense, parece experimentar un vuelco a favor de Rusia.
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