Recep Tayyip Erdogan forma parte del grupo de gobernantes considerados como populistas y que, sin lugar a dudas, habrá de dejar huella cuando deje su mandato. Pero a diferencia de Vladimir Putin, en Rusia, por ejemplo, podría perfilarse hacia la salida institucional del poder. ¿Ocurrirá?

Para Turquía lo que va de este siglo está marcado en su vida política por el hombre que el pasado 26 de febrero cumplió 70 años de edad, pero aún tiene cuatro años de gestión tras su reelección en 2023.

A principios de marzo, en la recta final de las elecciones municipales del domingo 31 de marzo, anunció que serían sus últimos comicios, lo que fue interpretado como un anuncio anticipado de que ya no buscaría otra reelección.

El antiguo alcalde de Estambul, ciudad ícono turca, pretendía en esos comicios que su partido Justicia y Desarrollo (AKP), retomara el gobierno de esa urbe ancestral, misión en la que fracasó en el marco del retroceso electoral que llevó a la organización gobernante turca al segundo lugar en los resultados comiciales de esa fecha.

¿Esa derrota la veía venir el mandatario? Es posible que la respuesta sea negativa, por lo que su intención de irse quede en suspenso, y los resultados electorales adversos sean, en los hechos, la justificación para seguir en el poder.

Visto desde afuera, es aún temprano para advertir si se mantendrá el anuncio de que estas fueron sus últimas elecciones municipales, o por el contrario vendrá una operación política para mostrar que el único capaz de regresar al AKP al sitio de preeminencia que ha tenido es Erdogan.

Por lo pronto sorprende el carácter autocrítico de la primera reacción del mandatario al revés electoral, un contraste con la costumbre de culpar a los demás de las fallas propias, característico en general de los políticos pero en especial de quienes son considerados populistas y de mano dura.

Destaca que Erdogan haya rechazado culpar al electorado, y en su lugar consideró como el principal enemigo de un partido político, a la construcción de muros entre la ciudadanía y el partido, una crítica a su propia organización.

También reconoció el papel negativo que tuvo entre la ciudadanía el aumento de precios, proceso que viene al menos desde el año pasado y que las perspectivas indican que este 2024 no mejorarán, con acento en los alimentos.

En efecto, un análisis de BBVA Research publicado a principios de marzo, mostraba el alza de 4.5 por ciento de los precios al consumo el anterior febrero, pero con aumento de 8.5 por ciento intermensual de los alimentos, el más alto en cinco meses, y perspectivas de que la inflación llegue al 45 por ciento al terminar este año.

También reconoció que el abstencionismo, de alrededor del 22 por ciento de acuerdo a las autoridades electorales turcas, se alimentó en buena medida por votantes que en otras ocasiones se habían inclinado por el AKP, y de la misma manera aceptó que muchos de quienes decidieron alejarse de las urnas, fueron jubilados.

¿Se delinea que tras esa autocrítica Erdogan se esté reconstruyendo como la figura para recuperar la preeminencia del AKP? Una respuesta, quizá apresurada, marca que es muy probable.

Pero ¿por qué nos debe de importar Turquía? En varios aspectos la posición turca es intermedia. Es una potencia económicamente media, tiene relaciones con Occidente pero también con países y movimientos islámicos, y sin ostentar una orientación fundamentalista, está más inclinada al Islam.

Pero también es un puente hacia Rusia, y en un momento donde su presidente aspira a perpetuarse en el poder y, sobre todo, a que se regrese al viejo imperio zarista, que haya canales de comunicación con Moscú es de la mayor importancia.

De salida: Colombia y Brasil han cuestionado la inhabilitación de la candidata presidencial en Venezuela, María Corina Machado, que mostraba su fuerza en las encuestas preelectorales, y la cual fue seguida de la inhabilitación de la octogenaria y filósofa Corina Yoris. Se trata sin duda de que Nicolás Maduro se reelija sin oposición real al frente, lo que muestra su debilidad pero también de la presunta Revolución Bolivariana.

 

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