Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo

Como hiciera famosa en su canción más característica, “No soy de aquí, ni soy de allá”, el argentino Facundo Cabral nos recuerda que en este mundo todas las personas somos en algún momento “extranjeras”, el compositor escribió la letra cuando se encontraba en Uruguay lejos de su natal Argentina.

Los motivos para desplazarnos de un lugar a otro son variados, en los mejores casos las personas salen en la búsqueda de un mejor trabajo y mejorar sus condiciones económicas, o continuar con los estudios, capacitación profesional, reencontrarse con familiares… y en otras ocasiones menos alentadoras la gente se desplaza para escapar de conflictos armados, persecuciones, violencia, cambio climático, desastres naturales, o porque la situación económica se vuelve insostenible para sus familias.

De acuerdo con la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA), al 1 de julio de 2020, se estima que el número de migrantes internacionales en todo el mundo era de casi 281 millones de personas.

Muchas personas que se encuentran en un país diferente a su lugar de procedencia enfrentan diversas problemáticas que en ocasiones dificultan el goce de sus derechos y libertades; más allá de la reglamentación y documentación requerida para su tránsito o estancia en los países, la discriminación y violencia que pueden enfrentar son en definitiva factores que vulneran su dignidad e integridad.

En palabras simples, la xenofobia es el rechazo u odio a las personas migrantes o extranjeras, sus manifestaciones pueden ser sutiles, desde el simple rechazo, comentarios hirientes y burlas hasta llegar a otro tipo de agresiones como las físicas, patrimoniales y en el caso extremo el asesinato.

Claude Lévi-Strauss (1995) refiere que la xenofobia se basa en un sentimiento exacerbado del nacionalismo, consiste en repudiar pura y simplemente las formas culturales, morales, religiosas, sociales, estéticas que están más alejadas de aquellas con las que nos sentimos identificados.

Por su parte el racismo —de acuerdo con el CONAPRED— se comprende como el odio, rechazo o exclusión de una persona por su raza, color de piel, origen étnico o su lengua, que le impide el goce de sus derechos humanos y libertades. Es originado por un sentimiento irracional de superioridad de una persona sobre otra.

Uno de los principales instrumentos internacionales que impulsa la erradicación de la xenofobia y el racismo es la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Raciales, adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 21 de diciembre de 1963.

La Convención define en su Artículo 1 que la discriminación racial es “cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en la raza, color, descendencia u origen étnico o nacional, que tenga el propósito o efecto de invalidar o perjudicar el reconocimiento, goce o ejercicio, en situaciones iguales, de los derechos humanos y libertades fundamentales en el campo político, económico, social, cultural o cualquier otra área”.

Para ir cerrando… en 2017 había más de 13 millones de mexicanos migrantes en otros países (principalmente Estados Unidos), a esto sumemos que somos tránsito y destino en una ruta migratoria de los países del sur del continente.

Finalmente, en lo local, la Unidad de Política Migratoria reveló que en el primer bimestre de 2024 fueron regresados de Estados Unidos 759 migrantes a Hidalgo; de éstos 70 son menores de edad, cifra que representó un incremento en comparación con los 50 niños, niñas y adolescentes repatriados en el mismo periodo, pero de 2023.

Todas, todos y todes en algún momento de nuestra vida seremos transeúntes en otro lugar que no es el nuestro, por ello respetemos la dignidad de quienes hoy se encuentran en una situación de migración, la empatía es la clave.